TEOREMA DEL BUS
Las numerosas filas de asientos vacíos que componen las gradas de un autobús constituyen un reducido sistema físico a escala que reproduce fielmente comportamientos entrópicos tan típicos y tan tópicos como son las transiciones asociadas al binomio orden-caos que preside los ciclos naturales del universo.Inicialmente, todos los asientos permanecen vacíos.Los pasajeros van accediendo silenciosamente al graderío y van ocupando su sitio.A medida que se reduce el número de asientos libres, los nuevos viajeros efectúan una labor de selección a fin de encontrar el mejor asiento posible, en función de afinidades personales, dimensiones corporales, cercanía a la puerta de salida, ausencia de molestas conversaciones o excentricidades particulares.
Los huecos restantes se van reduciendo paulatinamente hasta que el último pasajero se arrellana plácidamente, es un decir, en su asiento, momento en el que se alcanza la ordenación completa del sistema.Haciendo honor a su efímera naturaleza, ese estado de complexión apenas consigue mantener su status hasta que el bus se detiene en la terminal y, por arte de magia, se desalojan los asientos volviendo el sistema a su posición inicial.La desordenación, el caos.
Tal proceso se reitera periódicamente, varias veces cada día, poniendo de manifiesto ese supremo azar que gobierna el universo.Eminentes científicos han demostrado que el caos es el estado natural del universo.Un autobús y las sufridas personas que hollan habitualmente sus asientos también responden solidariamente a esta inmanente ley natural.Con todo, el ser humano dispone de la capacidad para tomar decisiones a su libre albedrío, incluso para determinar cual es el asiento que mejor se adecúa a sus preferencias.Saludos.
Etiquetas: Disección
















































