BEATO DE LIEBANA
Se desgranan los últimos años de la octava centuria, los invasores musulmanes gobiernan la península y sólo pequeños reductos cristianos permanecen independientes del influjo mahometano, valiéndose de la fragosidad del terreno y de las inhóspitas condiciones climáticas para gentes habituadas a temperaturas más cálidas.
Las exigüas comunidades monacales prosperan al amparo de los monarcas de los incipientes reinos cristianos, ajenas al terrenal devenir de los tiempos, concentradas en la aplicación de sus lemas vitales, entregadas a la oración y al laboreo del campo.
Dentro de este bosquejo, queda enmarcada la figura del monje llamada Beato, abad del monasterio de San Martín de Turieno, allá por las montañas cántabras, cerca de Potes, afamado orfebre, autor de Los Comentarios al Apocalipsis de San Juan y fiel guardián de la ortodoxia católica que combatió epistolarmente las desviaciones heréticas del metropolitano de Toledo, Elipando.
Si por algo ha llegado su nombre a nuestros días, es sin duda merced a esa obra primorosa con la que arranca una serie sucesiva de copias posteriores que reciben, por extensión, el nombre de Beatos.Se trata de unas obras de arte excelsas, por las coloristas miniaturas que ornan sus páginas, dotadas de una suntuosidad señorial y las primitivas figuras que son precursoras del arte figurativo románico posterior.
Nos encontramos ante una brillante serie de obras de arte miniado, algunos de los primeros incunables de la literatura hispana.Verdaderas joyas manuscritas.
Saludos.
Las exigüas comunidades monacales prosperan al amparo de los monarcas de los incipientes reinos cristianos, ajenas al terrenal devenir de los tiempos, concentradas en la aplicación de sus lemas vitales, entregadas a la oración y al laboreo del campo.
Dentro de este bosquejo, queda enmarcada la figura del monje llamada Beato, abad del monasterio de San Martín de Turieno, allá por las montañas cántabras, cerca de Potes, afamado orfebre, autor de Los Comentarios al Apocalipsis de San Juan y fiel guardián de la ortodoxia católica que combatió epistolarmente las desviaciones heréticas del metropolitano de Toledo, Elipando.
Si por algo ha llegado su nombre a nuestros días, es sin duda merced a esa obra primorosa con la que arranca una serie sucesiva de copias posteriores que reciben, por extensión, el nombre de Beatos.Se trata de unas obras de arte excelsas, por las coloristas miniaturas que ornan sus páginas, dotadas de una suntuosidad señorial y las primitivas figuras que son precursoras del arte figurativo románico posterior.
Nos encontramos ante una brillante serie de obras de arte miniado, algunos de los primeros incunables de la literatura hispana.Verdaderas joyas manuscritas.
Saludos.
Etiquetas: Maravillas, Scriptum, Texturas
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