HAYAS, MIMETIZANDO ESTACIONES
Es el haya un árbol caducifolio de porte majestuoso, frondoso, longevo, originario del norte de Europa y habituado a ambientes preferentemente húmedos y sombríos.
Dada su extraordinaria longevidad, no en vano un ejemplar puede vivir más de 250 años, ha sido considerado un árbol totémico por antiguos pueblos ancestrales enraizados en cultos y creencias estrechamente relacionados con su entorno natural.
Las hayas suelen formar, junto con otras especies arborícolas como abedules, pinos, abetos, avellanos o castaños, extensas areas boscosas que regalan la vista merced a su exultante verdor y permiten inolvidables paseos sobre el mullido tapiz que conforma la hojarasca acumulada a lo largo de las estaciones.
Así, dentro de la geografía hispana, se pueden encontrar todavía algunos bosques en estado virginal como puedan ser los hayedos de Tejera Negra, Montejo de la Sierra, Selva de Irati, Sierra de Urbasa, Monte Santiago, Tierra de Cameros y tantos otros que jalonan la cornisa cantábrica española.
Pero si por algo se maravilla uno ante la contemplación de un haya, es ,sin duda, por la rica sinfonía de color que es capaz de crear este árbol a través de sus apéndices foliculares.
Una sinfonía entonada bajo el compás impenitente del paso de las estaciones y que fluctúa desde el verde claro de la primavera hasta la gama de ocres, amarillos, naranjas, cremas y rojos que anuncian la caída de las hojas allá por el otoño pasando por el verde oscuro que saluda al estío.
Los bosques otoñales se convierten en permanentes arcos iris, expuestos a la admiración de aquellos viandantes dispuestos a saber apreciar este tipo de maravillas con las que a veces nos sorprende la naturaleza.
Saludos.
Dada su extraordinaria longevidad, no en vano un ejemplar puede vivir más de 250 años, ha sido considerado un árbol totémico por antiguos pueblos ancestrales enraizados en cultos y creencias estrechamente relacionados con su entorno natural.
Las hayas suelen formar, junto con otras especies arborícolas como abedules, pinos, abetos, avellanos o castaños, extensas areas boscosas que regalan la vista merced a su exultante verdor y permiten inolvidables paseos sobre el mullido tapiz que conforma la hojarasca acumulada a lo largo de las estaciones.
Así, dentro de la geografía hispana, se pueden encontrar todavía algunos bosques en estado virginal como puedan ser los hayedos de Tejera Negra, Montejo de la Sierra, Selva de Irati, Sierra de Urbasa, Monte Santiago, Tierra de Cameros y tantos otros que jalonan la cornisa cantábrica española.
Pero si por algo se maravilla uno ante la contemplación de un haya, es ,sin duda, por la rica sinfonía de color que es capaz de crear este árbol a través de sus apéndices foliculares.
Una sinfonía entonada bajo el compás impenitente del paso de las estaciones y que fluctúa desde el verde claro de la primavera hasta la gama de ocres, amarillos, naranjas, cremas y rojos que anuncian la caída de las hojas allá por el otoño pasando por el verde oscuro que saluda al estío.
Los bosques otoñales se convierten en permanentes arcos iris, expuestos a la admiración de aquellos viandantes dispuestos a saber apreciar este tipo de maravillas con las que a veces nos sorprende la naturaleza.
Saludos.
Etiquetas: Herbolario, Panorama
2 Comments:
En Cataluña (España) tenemos un bosque de hayas muy conocido llamado "la fageda d'en Jordà". En otoño es precioso.
Deckard:
Gracias por tu aportación.
Habrá que apuntar ese hayedo que mencionas, supongo que será precioso siempre, no sólo en otoño...
Agur.
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