PARAÍSOS LEJANOS, EL ATOLON

Cielo azul intenso, suave brisa marina de salinas ráfagas, delicada playa de arena blanca batida por un mar calmoso, exuberantes palmeras de benéfica sombra.
Supongo que podría ser una somera descripción de un paisaje tropical con el que todos hemos soñado alguna vez.Alguno/a seguramente añadiría la motivadora presencia del elemento indígena, sobre todo si estamos hablando de las lejanas islas del mar del Sur.Y unas guirnaldas de exóticas flores australes.

Seré más prosaico en este caso.La citada descripción puede aplicarse perfectamente a esas islas coralinas llamadas atolones, que son excrecencias de un arrecife milenario entregado a esa sorda labor de creación de nuevo suelo.Las formaciones de atolón suelen presentar configuración de tipo anular con una laguna de aguas someras ocupando el interior del anillo.El arrecife generador del atolón actúa a modo de barrera natural ante los ímpetus de un mar embravecido, manteniendo el atolón dentro de un ambiente pacífico que da pábulo a la fama tan merecidamente reconocida de idílico, sensual y confortable.Para todos aquellos amantes del dolce far niente, éste es el lugar más indicado para dar rienda suelta a la quietud más absoluta.Y para disfrutarla, claro está.

Si los sueños representan, como algunos psicoanalistas preconizan, la expresión de los deseos humanos, dejaremos que las fantasías oníricas se adueñen de nuestros sentidos.Esta noche, soñaré con atolones.

Saludos.