ADORADORES DEL FUEGO

Los primeros cultos de carácter divino aparecen indisociablemente relacionados con fenómenos naturales tan variados como el astro solar, el satélite terrestre, la propia madre Tierra, el omnipresente mar, las escarpadas montañas, los protectores bosques o una amplia gama de animales presentes en el inconsciente colectivo humano.

Resulta cuando menos curioso que un cierto pueblo de la antigüedad, el pueblo persa, se aplicase con verdadera entrega a la veneración de un elemento que raramente se encuentra en la naturaleza, sino que precisa de la intervención humana para existir como es el fuego.En el debe del profeta Zoroastro o Zaratustra se incluye la difusión de la tal doctrina que concede al fuego virtud sagrada y símbolo de pureza.El fuego simboliza al espíritu de la verdad, Ahura Mazda, que se contrapone al genio de la mentira, Ahrimán.Resulta significativo asimismo la ausencia de recintos específicos de culto a la manera de otros credos pues las ceremonias propias solían realizarse en espacios abiertos.

Esa concepción maniquea generadora de tensiones antagónicas que se realimentan mutuamente ha perdurado posteriormente bajo la advocación de nuevas deidades que se han apropiado ventajosamente de la misma.Y no daré nombres, por ser hoy.

Conservemos el fuego siempre vivo, que nunca se consuma la llama.Así habló Zaratustra...

Saludos.