LA INVASION DE LA CELULOSA

Resulta ameno y se agradece sobremanera que cada mañana cuando nos disponemos a acudir prestos a nuestros respectivos puestos de trabajo, un servicial repartidor de ese abanico cada vez más amplio que compone la prensa matutina extienda un ejemplar en nuestra dirección de forma totalmente gratuita.

Tal vez no seamos lectores asiduos de la prensa escrita tradicional, pero nadie hace ascos a invertir ese reducido espacio temporal que media entre el abandono del hogar y el acto de presencia en nuestro trabajo habitual en ojear perezosamente los exiguos titulares y artículos que componen esos breviarios periodísticos de neuvo cuño.

Claro que su aprovechamiento suele ser tan breve como lo puedan ser sus escuetas informaciones y una vez repasado y remirado, el diario suele acabar engrosando el volumen de papeleras y contenedores, de donde probablemente pasarán a ser objeto de reciclaje, siendo muy optimistas, o sencillamente serán incineradas junto con otros tipos de desechos corrientes.

Se ha avanzado muchísimo dentro del reciclaje de materiales de desecho producidos artificialmente por el ser humano, particularmente el papel, la celulosa, una materia prima que escasea cada vez más como consecuencia del avance incontenible de la deforestación de extensas zonas de selvas y junglas tropicales.Pero no puedo dejar de pensar en el exorbitante despilfarro de papel que acarrea la publicación de estos microdiarios, máxime cuando no se percibe una adecuada política de recuperación y reciclaje de los mismos.

De modo que experimento una cierta sensación agridulce, expectante y entusiasta al recoger el ejemplar de la mano de la simpática repartidora pero apesadumbrado y pensativo cuando llega el fatídico momento de desembarazarme del mismo.Quizás Gallardón, tan ocurrente él, podría alumbrar la idea feliz de colocar estratégicamente unos disimulados contenedores de papel en las entradas y salidas del Metro.La Amazonia lo agradecería.

Saludos.