OPERACION BIKINI

Supongo que debemos ser legión todos aquellos que, un verano sí y otro también, se involucran en un ambicioso proyecto de eliminación de masa corporal orientado al lucimiento esplendoroso de nuestras magras carnes en los mentideros arenosos a los que solemos acudir presurosos y armados del correspondiente protector solar y la no menos socorrida toalla de playa.

Tan loable empeño en moldear y alisar las anfractuosidades del relieve corporal, michelines, flotadores o alorzas, se convierte en una carrera contra reloj que amenaza con dilapidar nuestros denodados intentos por rebajar esa cifra tan repulsiva que nos devuelve la balanza.Sospechosamente, los gimnasios y salas de musculación registran un aforo completo y se despierta una soterrada afición a la práctica deportiva, fiel a su cita periódica con los rigores estivales.

Cuando finaliza la estación de las terrazas y los helados, frecuentemente el balance resultante de nuestras inversiones deportivas deja en entredicho los saludables propósitos iniciales, que se antojan vanos y fútiles ante la desorbitada ingestión de sustancias nutritivas con las que no contábamos dentro de las previsiones.Y se posponen con fecha señalada las nuevas intentonas para reducir esos escasos centímetros de la cintura que separan la lozanía de la morbidez.

Algunos seguimos soñando con aquella adorada 42, que queda casi tan lejana como el tiempo de las oscuras golondrinas.Aunque, este año, ya que los seleccionados hispanos no se han dignado cumplir con la siniestra profecía, parece que caminamos en la dirección correcta hacia la consecución de esa soñada talla, objeto de nuestros desvelos.No será un camino de rosas y ni siquiera está garantizada la culminación de tan anhelada meta, pero prometo perseverancia y contingencia.

De momento, piano, piano si va lontano, y como botón de muestra, es lícito reseñar que el sensual bikini que regala la revista Marie Claire en su último número se acomoda como un guante.¿Vosotros podeis decir un tanto así?.

Saludos.