SUPREMA CARIDAD

La decisión crucial de ceder órganos pertenecientes a personas fallecidas a otras que precisan de ellos para poder seguir disfrutando de una vida que ya nunca podrán recuperar los tristemente fenecidos constituye una muestra incontrovertible del más elevado altruismo que se pueda concebir del género humano.El dolor y el pesar por el familiar que ha dejado de existir no empaña una esclarecedora visión cuyas miras son dignas de figurar en una privilegiada posición dentro de la escala de la dignidad y la magnanimidad humanas.
Es justo reconocer desde aquí la incalculable gratitud que cabe mostrar hacia todos aquellos que, aunque no siendo espectadores de facto del milagro de la vida humana, ofrecen póstumamente una pequeña porción de su envoltura física para permitir que otras personas puedan, de alguna manera, seguir desarrollando su actividad biológica dentro de una normalidad que siempre desearon recuperar o alcanzar.Porque en esta vida, la esperanza es lo último que se pierde ya venga bajo un disfraz de corazón o hígado o médula espinal.
Saludos.
3 Comments:
Totalmente de acuerdo.
Caridad, solidaridad, generosidad, altura de miras...llámalo como quieras pero es un gran acto.
Post impecable, como siempre.
Un beso!
Pues yo no lo veo así exactamente. Más bien me pregunto qué supersticiosos o antipáticos intereses pueden llevar a los familiares de un fallecido a negarse a ceder sus órganos. No es altruismo, es lógica aplastante. Y la oportunidad de sentir que haces algo por tus semejantes.
Ana:
Afortunadamente todavía abundan en el mundo seres humanos que apuestan por sembrar el bienestar y ahondar en la felicidad de sus semejantes...Y es necesario destacarlo...
Carlos:
Entiendo tu opinión, parece algo ilógico, aunque supongo que puedan existir condicionamientos de tipo religioso o de otra índole que impidan que se cumpla ese refrán tan español que reza El muerto al hoyo y el vivo al bollo...Gracias por la reflexión.
Agur.
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