FETICHES
Dentro de la concepción cosmológica asumida por ciertas sociedades animistas, los fetiches o amuletos han desempeñado una función simbólica que radica en su pretendida capacidad para concentrar determinadas virtudes o poderes especiales para atraer la prosperidad y la salud sobre sus componentes.
Actualmente, pese a que se conserva plenamente vigente ese concepto proteccionista, se le concede otro significado adicional más relacionado con un tipo de conducta o desviación psíquica adscrita a la sexualidad humana.De alguna manera, el poseedor del fetiche supedita su comportamiento y su cotidaneidad al sugestivo influjo que ejerce sobre la psique su objeto de deseo.Existe una dependencia manifiesta de un objeto inanimado en la obtención del placer sexual.Parece ser que es una patología en galopante crecimiento, pese a que aquellos que la profesan íntimamente se escudan detrás de una corrección uniforme y anodina con la que se protegen del rechazo colectivo a sus depravadas prácticas.
Supongo que, en un ejercicio de abstracción, se podría extrapolar esa dependencia de la órbita psico-sexual a la esfera psico-social, de forma que cualquier objeto a nuestro alrededor puede reunir los requisitos necesarios para ser considerado un fetiche cotidiano.Esa panacea que sólo por el hecho de ser usada, invocada o vilipendiada acude presta a remediar nuestras más lacerantes insatisfacciones o facilitar esa dosis diaria de hedonismo que a nadie repugna.
Lo confieso, me declaro fetichista por acción y omisión, consigo mantener apacigüada y latente esa bendita aflicción aunque por momentos precisa de una terapeútica inyección de realidad.Ahora, idolatrados y nunca bien ponderados lectores/as de este blog, solicito el favor de la audiencia para ejercer mi legítimo derecho al quid pro quo.Compartid con este misérrimo aspirante a nada una imperceptible porción de vuestro hedonismo.Y si puede ser el fetiche, miel sobre hojuelas.
Saludos.
Actualmente, pese a que se conserva plenamente vigente ese concepto proteccionista, se le concede otro significado adicional más relacionado con un tipo de conducta o desviación psíquica adscrita a la sexualidad humana.De alguna manera, el poseedor del fetiche supedita su comportamiento y su cotidaneidad al sugestivo influjo que ejerce sobre la psique su objeto de deseo.Existe una dependencia manifiesta de un objeto inanimado en la obtención del placer sexual.Parece ser que es una patología en galopante crecimiento, pese a que aquellos que la profesan íntimamente se escudan detrás de una corrección uniforme y anodina con la que se protegen del rechazo colectivo a sus depravadas prácticas.
Supongo que, en un ejercicio de abstracción, se podría extrapolar esa dependencia de la órbita psico-sexual a la esfera psico-social, de forma que cualquier objeto a nuestro alrededor puede reunir los requisitos necesarios para ser considerado un fetiche cotidiano.Esa panacea que sólo por el hecho de ser usada, invocada o vilipendiada acude presta a remediar nuestras más lacerantes insatisfacciones o facilitar esa dosis diaria de hedonismo que a nadie repugna.
Lo confieso, me declaro fetichista por acción y omisión, consigo mantener apacigüada y latente esa bendita aflicción aunque por momentos precisa de una terapeútica inyección de realidad.Ahora, idolatrados y nunca bien ponderados lectores/as de este blog, solicito el favor de la audiencia para ejercer mi legítimo derecho al quid pro quo.Compartid con este misérrimo aspirante a nada una imperceptible porción de vuestro hedonismo.Y si puede ser el fetiche, miel sobre hojuelas.
Saludos.
Etiquetas: Obsesiones
12 Comments:
música y cedés hasta debajo de las camas.
No puedo vivir sin ella.
Por lo demás, reitero: bastante normalita, tirando a vulgar.
Besos, madrugador caballero.
Ana:
La música es un sugerente placebo...puedo vivir sin ella, pero me gustaría vivir con ella...
Besos, Anita.
Agur.
Una dicotomía: despego a lo material por un lado y amor a los objetos como si fueran humanos. Mi portátil es mi cuarto hijo, bueno, el quinto porque hace poco me raptaron mi cuarto hijo.
como se parecen esos zapatos a los que me compre ayer!! pero yo en rojo...
Pero usted no ha contado los suyos con todo lujo de detalles ... tratándose de su blog, debiera predicar con el ejemplo. ;)
Bueeeeno, daré un paso al frente, que no se diga: música, velas, muchas velas y mucha música ... pero tengo más. ;)
Lula:
El portátil también disfruta de hermosas vistas???? Por mi parte, no me voy a limitar a gozar de sus maravillosas estampas y voy a realizar una visita urgente...
Gildix:
Lo mismo te digo acerca de los que yo me compré...anteayer...esto es un déjà vu???
Glauka:
Otra melómana irredenta, y ya van tres...Y todavía tiene más¡¡¡ Fetichista, más que fetichista¡¡¡
Agur.
Preciosas y sedosas medias (no panties) que sólo me pongo para jugar. ;)
Amanda:
Sedoso y precioso fetiche...only for your eyes, isn't it?
Supongo que la práctica de ese libidinoso juego comporta ciertos riesgos para las medias...que no enteras...
Agur.
Hedonismo, fetichismo... Su sola pronunciación ya es una invitación. Después de una i sonriente, se abre una o final que invita a los labios que la pronuncian. El deseo retenido, creciente, es una promesa de éxtasis y su olor que lo impregna todo. El tacto soñado en la yema de los dedos. Qué mejor fetiche que una piel que susurra tu nombre.
Amores de Lucía
Lucía:
Seguro que nunca has susurrado mi nombre? Sólo de pensarlo me estremezco desde la punta del dedo gordo del pie hasta el último pelo de mi exigüa cabellera...
Agur.
¿Nunca has pensado en cambiar de nombre galufante? Estremecer ¡Qué hermosa palabra! Lucía
No me importaría llamarme Lucía...
Agur.
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