BUCANEROS
Se pueden encontrar huellas de la piratería desde tiempos tan remotos como la Grecia clásica, el imperio romano o las incursiones vikingas medievales, pero sí cabe señalar una edad de Oro para tan libertaria práctica, indudablemente es la época de la conquista española de América y los siglos posteriores la que debería recibir tal distinción.Una práctica asociada al elemento marino, elemento que permite gozar de esa ilusión suprema llamada libertad, precepto básico que sustenta el imaginario bucanero.
La piratería se basa en una transgresión absoluta del principio de pertenencia a una sociedad organizada, los piratas no navegan bajo ninguna otra bandera que no sea la enseña corsaria por excelencia, las dos tibias y la calavera, sus posesiones se reducen al exigüo botín que consigan depredar, su habitáculo natural es su bajel velero y no rinden tributo, vasallaje ni cuentas a nadie de sus arbitrarias operaciones de rapiña.
Los filibusteros, corsarios, piratas o bucaneros, en lo que respecta a nuestro imaginario hispánico, se convirtieron en un quebradero de cabeza para los sucesivos monarcas españoles de los siglos XVI, XVII y XVIII.Numerosas expediciones navales compuestas por aquellos famosos galeones cargados de todo tipo de riquezas acaparadas en las Indias cayeron en las garras de los corsarios caribeños, cuando no acabaron hundidos con su valiosa carga en el fondo del mar.Porque el reflejo del oro y de las piedras preciosas ejercía una irremisible atracción para unos infames asaltantes cuyo único leitmotiv era el botín, cuanto más cuantioso mejor.
Pasaron aquellos tiempos de cruentos combates navales, de fabulosos tesoros escondidos en remotas islas, de abordajes, secuestros, suprema anarquía.Pero la figura del bucanero sigue plenamente vigente, tal vez se presente un tanto maquillada con respecto a su homólogo antecedente, digamos que ha evolucionado del océano a la tierra firme, sustituyendo el mareante bajel por el suntuoso sillón, el gastado parche por la montura de titanio, el afilado estilete por la agenda electrónica, la siniestra enseña por el pendón coloreado...
Filibusteros de tierra firme que ahora deciden el momento y el lugar para tomar las decisiones que, en esencia, no les corresponden.Como siempre, será la tripulación del navío la que, con su aquiescencia o su repulsa, determinará la pervivencia de tales siniestros personajes.
Y ahora no me digais que no conoceis a ningún bucanero, ya sea comandando un pecio surcando los mares o vomitando sus soflamas desde alguna tribuna.No me lo voy a creer.Se admiten bucaneras, la duda ofende.
Saludos.
La piratería se basa en una transgresión absoluta del principio de pertenencia a una sociedad organizada, los piratas no navegan bajo ninguna otra bandera que no sea la enseña corsaria por excelencia, las dos tibias y la calavera, sus posesiones se reducen al exigüo botín que consigan depredar, su habitáculo natural es su bajel velero y no rinden tributo, vasallaje ni cuentas a nadie de sus arbitrarias operaciones de rapiña.
Los filibusteros, corsarios, piratas o bucaneros, en lo que respecta a nuestro imaginario hispánico, se convirtieron en un quebradero de cabeza para los sucesivos monarcas españoles de los siglos XVI, XVII y XVIII.Numerosas expediciones navales compuestas por aquellos famosos galeones cargados de todo tipo de riquezas acaparadas en las Indias cayeron en las garras de los corsarios caribeños, cuando no acabaron hundidos con su valiosa carga en el fondo del mar.Porque el reflejo del oro y de las piedras preciosas ejercía una irremisible atracción para unos infames asaltantes cuyo único leitmotiv era el botín, cuanto más cuantioso mejor.
Pasaron aquellos tiempos de cruentos combates navales, de fabulosos tesoros escondidos en remotas islas, de abordajes, secuestros, suprema anarquía.Pero la figura del bucanero sigue plenamente vigente, tal vez se presente un tanto maquillada con respecto a su homólogo antecedente, digamos que ha evolucionado del océano a la tierra firme, sustituyendo el mareante bajel por el suntuoso sillón, el gastado parche por la montura de titanio, el afilado estilete por la agenda electrónica, la siniestra enseña por el pendón coloreado...
Filibusteros de tierra firme que ahora deciden el momento y el lugar para tomar las decisiones que, en esencia, no les corresponden.Como siempre, será la tripulación del navío la que, con su aquiescencia o su repulsa, determinará la pervivencia de tales siniestros personajes.
Y ahora no me digais que no conoceis a ningún bucanero, ya sea comandando un pecio surcando los mares o vomitando sus soflamas desde alguna tribuna.No me lo voy a creer.Se admiten bucaneras, la duda ofende.
Saludos.
Etiquetas: Ámbito social, Avatares, Polémicas
5 Comments:
Un, dos, tres, responda otra vez: Ana Patricia Botín. El apellido lo dice todo.
Uffff, en Marbella tenemos la mayor concentración pirata del mundo, empezando por la alcaldesa y sus secuaces. En el ranking Marbella ganadora, mal que me pese.
Saludos Marbellís
Lula:
Creo que por mérito propio merecería el honroso apelativo de "corsaria de las altas finanzas "...
Marbellí:
Y lo limpio que está todo, eh? Por lo menos, los piratas se han asegurado de eliminar los elementos disturbadores del orden pirático...El difunto Jesús Gil fue un adelantado de su tiempo...
Agur.
Me quedo con los de antes... tienen más encanto. No creo que dentro de varios siglos hagan películas de aventuras sobre los que tenemos ahora (son bastante más cobardes)
Perlim:
Te sorprendería saber que ya se están filmando las vivificantes aventuras de algunos de ellos...
Agur.
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