SOGDIANA
Si nos situamos en el Asia Central, en una zona limítrofe al sur de la actual Uzbekistán y la vertiente occidental de Tadjikistán, en esas coordenadas geográficas se halla la antigua región de la Sogdiana, ancestral tierra de resonantes ecos, testigo del paso de las diversas culturas que ejercieron su dominio sobre esta abrupta tierra de elevadas cumbres y nieves eternas.
Alejandro Magno, el macedonio universal, en su denodada búsqueda de los confines del mundo conocido, encontró una firme resistencia a su avance por parte sátrapa local, deudo del soberano persa, que le obligó a ejercer todas sus dotes guerreras y diplomáticas a fin de ganarse la confianza de sus nuevos súbditos.Una vez vencidos por las armas los sogdianos, incluyendo la memorable conquista de la Roca Sogdiana, el inmortal monarca desposó a la hija del sátrapa Oxyartes, la exótica y sensual Roxana, una iniciativa que se extendió a una buena parte de su ejército y que contribuyó a una saludable mezcolanza cultural de Oriente y Occidente.
Parece ser que perviven en las estribaciones montañosas norteñas de la vecina Pakistán, unos cientos de individuos pertenecientes a una etnia llamada kalash de tez anormalmente pálida, ojos con irisaciones verdosas y azuladas, cabelleras doradas y una renuencia cuasi milagrosa a la práctica religiosa musulmana y al mantenimiento de sus creencias paganas.Resulta extremadamente apetecible encontrar una conexión directa entre tales endemismos humanos y su probable ascendencia griega.Y humanamente es imposible sustraerse a la atracción que ejerce esta bella leyenda romántica.
Para el indomable macedonio, Sogdiana sólo supuso un peldaño más dentro de su ambicioso plan de conquista del orbe.Su paso por la comarca fue fugaz, perecedero, pero todo parece indicar que su herencia, de alguna manera, ha llegado, tamizada y aleada, hasta nuestros días.Basta con observar silenciosamente los reflejos celestes en los ojos de alguna de las escasas Roxanas que habitan a los pies de las moles rocosas del Hindu Kush.
Saludos.
Alejandro Magno, el macedonio universal, en su denodada búsqueda de los confines del mundo conocido, encontró una firme resistencia a su avance por parte sátrapa local, deudo del soberano persa, que le obligó a ejercer todas sus dotes guerreras y diplomáticas a fin de ganarse la confianza de sus nuevos súbditos.Una vez vencidos por las armas los sogdianos, incluyendo la memorable conquista de la Roca Sogdiana, el inmortal monarca desposó a la hija del sátrapa Oxyartes, la exótica y sensual Roxana, una iniciativa que se extendió a una buena parte de su ejército y que contribuyó a una saludable mezcolanza cultural de Oriente y Occidente.
Parece ser que perviven en las estribaciones montañosas norteñas de la vecina Pakistán, unos cientos de individuos pertenecientes a una etnia llamada kalash de tez anormalmente pálida, ojos con irisaciones verdosas y azuladas, cabelleras doradas y una renuencia cuasi milagrosa a la práctica religiosa musulmana y al mantenimiento de sus creencias paganas.Resulta extremadamente apetecible encontrar una conexión directa entre tales endemismos humanos y su probable ascendencia griega.Y humanamente es imposible sustraerse a la atracción que ejerce esta bella leyenda romántica.
Para el indomable macedonio, Sogdiana sólo supuso un peldaño más dentro de su ambicioso plan de conquista del orbe.Su paso por la comarca fue fugaz, perecedero, pero todo parece indicar que su herencia, de alguna manera, ha llegado, tamizada y aleada, hasta nuestros días.Basta con observar silenciosamente los reflejos celestes en los ojos de alguna de las escasas Roxanas que habitan a los pies de las moles rocosas del Hindu Kush.
Saludos.
2 Comments:
Hola Galufante...
Me pregunto.. con lo culto que pareces por los "palabros" que usas y las cosas que escribes...
¿Qué es lo que te pierde por mi blog?
Ceci:
Y tu me lo preguntas, mientras clavas tu pupila en mi pupila azul...
Chica, una cuestión tan trascendental no se puede responder así a la ligera, pero te aseguro que pensaré en ello...
Tal vez sea la osadía y la firmeza que percibo en lo que escribes...Intuiciones, simplemente...
Aunque no te guste lo que voy a decir, se me antoja un tanto presuntuosa esa suposición tuya de que tu blog me pierde...No te lo tendré en cuenta...
Agur.
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