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lunes, febrero 20, 2006

LUCES DE NEÓN

Si observáramos mediante una vista aérea el vasto espacio que ocupan nuestras atestadas ciudades una despejada noche, podríamos admirar un maremagnum inacabable de minúsculos puntos de luz eléctrica, semejando un mar de estrellas titilantes.

Farolas urbanas, carteles publicitarios, luces domésticas, lámparas de seguridad, fluorescentes, luces de neón, todos ellos entregados a la ardua labor de convertir la noche en día, de subvertir el orden natural dentro de una estrategia humana de resistencia al fugaz paso por este mundo.

El ser humano se rige vitalmente por unos ritmos biológicos conocidos como circadianos que le predisponen a realizar su actividad diaria durante las horas de luz solar y a conciliar el sueño cuando la luz solar desaparece.La luz solar actúa a modo de catalizador de la actividad humana, es el factor que desencadena la puesta en marcha del organismo.

Quiero pensar sobre los primeros homínidos y su ciclo metabólico esencialmente ligado al astro solar.Hemos pasado del reinado de la oscuridad nocturna absoluta a la realidad de la noche imperfecta.No sólo eso, la noche iluminada ha arrastrado con ella un buen número de ejemplares de la especie humana, algunos por obligación, otros, los más, por devoción.

En este aspecto, debo considerarme preferentemente circadiano, digo, primitivo, y suelo desarrollar mis actividades en horario solar.Ahora no recuerdo quién acuñó aquello tan manido de que la noche se hizo para dormir, aunque me adhiero con una firme convicción a tal proclama.

Vosotros, my dear readers,¿sois también estrictamente convencionales o el mundo de la noche os confunde?.

Saludos.

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6 Comments:

Blogger marga said...

Antes prefería la noche... ahora me quedo con los días... y puede que en unos años cambie de idea otra vez
Besos Galufantillo

10:18 a. m., febrero 20, 2006  
Blogger Sujari Bejarive said...

Yo tengo que decir que he sufrido una transformación en el sentido que tú hablas. Me he reconciliado con la noche, su silencio y su descanso reparador.
Comparto contigo que pienso mucho, ante diferentes situaciones, cómo se lo montarían los primeros homínidos, ya que no somos muy diferentes de cómo éramos hace unas decenas de miles de años...

10:28 a. m., febrero 20, 2006  
Blogger Lula Towanda said...

Me gusta la luz, pero me gusta la noche, duermo poco y puedo disfrutar ambas

10:51 a. m., febrero 20, 2006  
Blogger Galufante said...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

3:16 p. m., febrero 20, 2006  
Blogger Galufante said...

Perlimpina:

Vampiresa, espero que cuando retomes la nocturnidad, no te acuerdes de mi sonrosado cuello...o sí?...Ya lo pensarás...Besos, preciosa.

Panurgo:

Por esa etapa creo que hemos pasado casi todos los que tenemos una cierta edad, es la evolución digamos lógica...

Lula:

Eres ambivalente, mejor para ti...Yo, por el contrario, cuando el reloj marca cierta hora, desencadeno el mecanismo de cierre automático del txiringo...Que le vamos a hacer...

Agur.

3:17 p. m., febrero 20, 2006  
Blogger CARMEN_R_PURAS said...

Yo también prefiero el día.

En cuanto al reloj biológico de la noche y el día, es curioso que por lo visto en los sitios muy al norte o al sur, donde hay épocas del año en que prácticamente no hay noche, se produce un desajuste pronunciado en las personas, sobre todo las que no suelen vivir en esos ambientes.

Agur

10:22 p. m., febrero 20, 2006  

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