BUSCANDO EL UNICORNIO
Hace unas semanas hablaba en este mi blog acerca de esas ensoñaciones románticas que invaden la mente del hombre en persecución de un arcano objeto de deseo conocido como quimera.Hoy vamos a acometer concretamente el caso del unicornio.
El mito del unicornio se pierde en la noche de los tiempos, adscrito probablemente a mistificaciones de origen hindú, pero se constata su reaparición en el inconsciente colectivo europeo durante la alta Edad Media, tiempos oscuros, difíciles, en los que el feudalismo campaba por doquier estableciendo unos modos de vida austeros, miserables en algunos casos y siempre bajo la atenta mirada de la omnipresente y omnipotente Iglesia Católica.Es en el seno de este ambiente represivo y castrador, en el que encuentran natural acomodo este tipo de ficciones que responden más a una imperiosa necesidad de liberar el pensamiento de la penosa existencia terrenal que a una realidad constatable.
Se imaginaba al unicornio como un blanco córcel de leonina cola dotado de una asombrosa fuerza y una fabulosa inteligencia.Se le presuponía la inmortalidad y su lealtad extrema al punto de exponer su propia vida en defensa de su jinete o su pura doncella.Su único cuerno, que lucía orgullosamente en lo alto de su cerviz, alimentó la codicia humana por sus supuestas propiedades curativas, específicamente parece que se usaba para tratar la impotencia masculina, y su búsqueda se convirtió en el leitmotiv de no pocos caballeros y aventureros de la época.
Pero como toda quimera que se precie como tal, nunca nadie consiguió ofrecer un testimonio acreditativo de su hallazgo, más allá de unos cuernos de rinoceronte africano.Hoy en día, con la extensión del conocimiento y la intensiva exploración y clasificación de las formas vivientes, sabemos de la existencia de un mamífero ártico que goza de la particularidad de lucir ostentosamente un alargado colmillo en espiral, el narval.
Supongo que nunca sabremos la correspondencia exacta que pueda haber entre el unicornio y el narval.Tal vez, ninguna.
Saludos.
El mito del unicornio se pierde en la noche de los tiempos, adscrito probablemente a mistificaciones de origen hindú, pero se constata su reaparición en el inconsciente colectivo europeo durante la alta Edad Media, tiempos oscuros, difíciles, en los que el feudalismo campaba por doquier estableciendo unos modos de vida austeros, miserables en algunos casos y siempre bajo la atenta mirada de la omnipresente y omnipotente Iglesia Católica.Es en el seno de este ambiente represivo y castrador, en el que encuentran natural acomodo este tipo de ficciones que responden más a una imperiosa necesidad de liberar el pensamiento de la penosa existencia terrenal que a una realidad constatable.
Se imaginaba al unicornio como un blanco córcel de leonina cola dotado de una asombrosa fuerza y una fabulosa inteligencia.Se le presuponía la inmortalidad y su lealtad extrema al punto de exponer su propia vida en defensa de su jinete o su pura doncella.Su único cuerno, que lucía orgullosamente en lo alto de su cerviz, alimentó la codicia humana por sus supuestas propiedades curativas, específicamente parece que se usaba para tratar la impotencia masculina, y su búsqueda se convirtió en el leitmotiv de no pocos caballeros y aventureros de la época.
Pero como toda quimera que se precie como tal, nunca nadie consiguió ofrecer un testimonio acreditativo de su hallazgo, más allá de unos cuernos de rinoceronte africano.Hoy en día, con la extensión del conocimiento y la intensiva exploración y clasificación de las formas vivientes, sabemos de la existencia de un mamífero ártico que goza de la particularidad de lucir ostentosamente un alargado colmillo en espiral, el narval.
Supongo que nunca sabremos la correspondencia exacta que pueda haber entre el unicornio y el narval.Tal vez, ninguna.
Saludos.
6 Comments:
Interesante tema, sí.
¿Nunca has leído a Luis Muiño (de lo mejor de la Red) en su blog El habitat del Unicornio??
Recuerdo un post, hace mucho, sobre ésto mismo.
Un beso,
Saf ;-))
Era como el viagra de la época... pero como no acababan de conseguir hacerse con el preciado cuerno, optaron por encerrarse en un laboratorio.
(Sorry, bromita mala de las 12 de la mañana)
Saf:
Gracias por la referencia, intentaré dar con ese blog.
Perlimpina:
Claro, has oído hablar de los alquimistas? Aunque la mayoría de la población mundial piense que buscaban el secreto de la piedra filosofal, lo cierto es que estaban emperrados en encontrar la fórmula de la Viagra...parece ser que Enrique IV dilapidó los presupuestos anuales año tras año en la mentada investigación....(Bromita aún peor de las 16:35).
Agur.
Aquí te dejo el enlace, Galufante: http://www.elhabitatdelunicornio.org/, pero la pena es que Luis ha dejado de postear (espero que temporalmente) en su magnífico blog.
Sé que te gustará leer su "habitat" está lleno de una entretenida y amenísima erudición y de un punto de vista distinto de las cosas.
Por cierto: me gusta tu blog, no te importará que te enlace, ¿verdad?
No sabía de esta búsqueda ancestral... pensaba que estas cosas eran manías exclusivas de Silvio Rodríguez. Claro, que si de curar la impotencia se trataba... es comprensible que anduvieran como locos a ver si daban con el cuerno.
Saf:
Sí, me parece un blog interesante, lo consultaré...
Mujer, lo del enlace, ni se pregunta...Ponte manos a la obra pero ya¡¡¡ Gracias.
Carlos:
Quizás la búsqueda no deja de ser una burda excusa...
Agur.
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