PURA SEDA
Ya desde tiempos remotos, los habitantes de la legendaria Catay, actual China, conocían el arte de la crianza de unos voraces gusanos que, alimentados a base de hojas de morera, producían unos capullos de una fibra tan suave de finísimo hilo que no dudaron en aprovechar para tejer sus prendas más habituales.Así comenzó la aventura de la seda, un material que llegaría a dar nombre a una de las mayores vías de comunicación comercial entre Oriente y Occidente.
La ruta de la seda supuso una verdadera carretera bidireccional que permitió el acceso a las materias primas de ambos confines, fomentando los contactos comerciales, al mismo tiempo que los viajeros de uno y otro lado portaban con ellos las diversas concepciones culturales, religiosas y sociales de sus paises originarios.Una tortuosa senda para la difusión y la propagación de ideas, personas y bienes.Del lejano oriente llegaron a nuestro mundo occidental desde el papel hasta el cultivo del naranjo pasando por la pólvora, el aromático incienso, las perlas o las apreciadas especias.Y como distinguidos viajeros podemos destacar al intrépido veneciano Marco Polo o a nuestro paisano el hebreo Benjamín de Tudela.Oriente siempre ejerció una poderosa atracción sobre las mentes europeas.
La seda se convirtió en un apreciado tejido durante el imperio romano, asociada a la alta aristocracia que se complacía en el lucimiento de prendas de seda como símbolo de su grandeza.Desde entonces, siempre se ha considerado la seda como un tejido que confiere elegancia, distinción y comodidad a su portador.Y como tal objeto de deseo preciado y escaso, se mantuvo sólo al alcance de ciertas élites capacitadas para afrontar su elevado precio.
Hoy en día, se sigue considerando la seda como la expresión de la tersura, la suavidad, la comodidad y determinadas prendas sólo se reconocen de calidad si están específicamente elaboradas en seda, como las corbatas o los pañuelos.Incluso para un aditamento tan femenino como son las medias, se considera la seda como el culmen de la sensualidad.
Mis queridos/as blogonautas, resulta altamente curioso que la expresión de un milenario arte cultivado en la antigua China pase por enaltecer las fastuosas piernas femeninas de un modo tan sensual.Personalmente, debo celebrar largamente el vasto legado de la ruta de la seda.Una ruta interminable, penosa, llena de peligros al acecho de las kilométricas caravanas de hombres y animales.Vosotros, amables lectores silenciosos, ¿preferís kimonos o medias?.
Saludos.
La ruta de la seda supuso una verdadera carretera bidireccional que permitió el acceso a las materias primas de ambos confines, fomentando los contactos comerciales, al mismo tiempo que los viajeros de uno y otro lado portaban con ellos las diversas concepciones culturales, religiosas y sociales de sus paises originarios.Una tortuosa senda para la difusión y la propagación de ideas, personas y bienes.Del lejano oriente llegaron a nuestro mundo occidental desde el papel hasta el cultivo del naranjo pasando por la pólvora, el aromático incienso, las perlas o las apreciadas especias.Y como distinguidos viajeros podemos destacar al intrépido veneciano Marco Polo o a nuestro paisano el hebreo Benjamín de Tudela.Oriente siempre ejerció una poderosa atracción sobre las mentes europeas.
La seda se convirtió en un apreciado tejido durante el imperio romano, asociada a la alta aristocracia que se complacía en el lucimiento de prendas de seda como símbolo de su grandeza.Desde entonces, siempre se ha considerado la seda como un tejido que confiere elegancia, distinción y comodidad a su portador.Y como tal objeto de deseo preciado y escaso, se mantuvo sólo al alcance de ciertas élites capacitadas para afrontar su elevado precio.
Hoy en día, se sigue considerando la seda como la expresión de la tersura, la suavidad, la comodidad y determinadas prendas sólo se reconocen de calidad si están específicamente elaboradas en seda, como las corbatas o los pañuelos.Incluso para un aditamento tan femenino como son las medias, se considera la seda como el culmen de la sensualidad.
Mis queridos/as blogonautas, resulta altamente curioso que la expresión de un milenario arte cultivado en la antigua China pase por enaltecer las fastuosas piernas femeninas de un modo tan sensual.Personalmente, debo celebrar largamente el vasto legado de la ruta de la seda.Una ruta interminable, penosa, llena de peligros al acecho de las kilométricas caravanas de hombres y animales.Vosotros, amables lectores silenciosos, ¿preferís kimonos o medias?.
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