GAUDÍ, UN GENIO

Una soleada tarde primaveral de 1926, poco podía imaginar el despreocupado conductor del tranvía de la barcelonesa linea 30, cuando atropelló accidentalmente a un transeúnte que por su aspecto desmejorado y su sobria y ajada vestimenta parecía un mendigo, que el incidente que acababa de presenciar iba a suponer el punto y final a la existencia de un preclaro exponente de una nueva concepción arquitectónica denominada modernismo.

Así se ponía fin a la vida de D. Antonio Gaudí i Cornet, reusense, una vida íntegramente dedicada a su gran pasión profesional, la arquitectura, faceta en la que cabe destacar su ingente contribución productiva teñida de un estilo propio calificable como novedoso, revolucionario, genial en suma.

Gaudí quiso ir más allá del mero esteticismo imperante de lineas rectas y academicismo constructivo mediante un elaborado planteamiento, son conocidas sus fabulosas estructuras de pesos colgantes, tendente a suavizar las formas, a potenciar los trazados curvos y sinuosos que caracterizan su aplicada humanización del arte constructivo reforzado por el empleo de una variedad de materiales conjugados en la busqueda de la armonía, de la esbeltez y de la belleza.

Resulta injusto enumerar sólo alguna de las abundantes obras de arte legadas por el maestro Gaudí a la posteridad, pues toda su ingente producción es digna de ser reseñada.A pesar de ello, no me resisto a destacar la escultórica casa Milá, la Pedrera, con sus originales chimeneas erigidas en guerreros, la casa Batlló y sus humanoides balcones, o el Parc Güell con su alargada barandilla tapizada enteramente del tan genuino trencadís, y su obra cumbre, así lo deseaba él mismo, de la Sagrada Familia, ese templo barroco, colosal, megalómano...

Decir Gaudí es mentar a un genio, una de esas escasas personas dotadas de un don especial capaces de convertir en obra de arte todo lo que sale de su cabeza o de sus manos.Y a los genios, es preciso honrarlos.Menos mal que son pocos...

Saludos.