ENERGÚMENO...AL VOLANTE

Supongo que debo considerarme miembro de esa especial cofradía de conductores malencarados, vociferantes e irrespetuosos para con el resto del universo rodante.
Conductores que asumen atribuciones que están, normalmente, por encima de su nivel competencial y que les facultan para juzgar sobre las acciones que realizan los demás conductores sin quitarse la venda de los ojos.Está claro que no es algo de lo que me sienta especialmente orgulloso, incluso me siento avergonzado.

Cabe indagar sobre las posibles motivaciones que inducen a una persona que en su vida cotidiana no se caracteriza por su agresividad verbal ni por su intolerancia hacia el resto de la humanidad a llegar a alcanzar tales cotas de ignominia y soberbia galopantes.Y me atrevo a aventurar que la causa puede radicar en que la conducción sirve de válvula de escape a las tensas pulsiones que se generan diariamente en el entorno laboral y doméstico y que no se han disipado adecuadamente.
Tal vez debería realizar actividades vigorizantes capaces de absorber las toxinas acumuladas en las partes nobles del encéfalo.Tal vez es culpa de la testosterona en sangre.El propósito de enmienda existe, la plasmación real...ya os contaré.

Ahora no me vayais a decir que perteneceis también al execrable club de los dueños de la autovía...Porque no me lo voy a creer...o sí...

Saludos.