BROMELIAS: EN BUSCA DE LA PANACEA

El bosque lluvioso tropical alberga una buena parte de la riqueza biológica del planeta, desde raros ejemplares de minúsculos insectos hasta no menos inéditos representantes de taxones animales superiores pasando por innumerables especies de plantas, en muchos casos se trata de endemismos o especies que habitan exclusivamente en este tipo de ecosistema.

El bosque húmedo, merced al aporte de abundantes precipitaciones, la elevada temperatura media, la extremadamente alta densidad arbórea y vegetal y una sobresaturada atmósfera caracterizada por una asfixiante humedad ambiental junto con un ambiente de permanente penumbra, posibilita el desarrollo de especies vegetales que se aprovechan de la elevada concentración de materia orgánica para crecer parasitando otras especies vegetales, buscando el dosel del bosque húmedo y la vital luz necesaria para su crecimiento.

La familia de las bromeliáceas queda englobado dentro de este género de plantas saprófitas.



Se afirma sin paliativos que las selvas lluviosas son las grandes reservas farmacológicas del planeta, por su exuberante riqueza biológica, en gran parte desconocida para la humanidad.

Y las bromelias forman parte de esa farmacopea selvática, tal y como el ecléctico John McTiernan acertó a plasmar en "Los últimos días del Edén", aquella maravillosa cinta que se prestó al lucimiento del dúo Connery/Bracco.



Es curioso pensar como es posible que de un ser vivo que se aprovecha ventajosamente del metabolismo de su parasitado, pueda surgir tanta belleza, tanta magnificencia, tanta elegancia.Es otra más de las aparentes contradicciones que nos asaltan cotidianamente.Pero qué fastuosa contradicción.

Saludos.