ONETA
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Si se tiene la osadía suficiente para dirigir sus pasos hacia las sinuosas rutas de montaña del Occidente asturiano, superando praderías, tupidos bosques caducifolios, escarpadas pendientes que suben y bajan puertos, es parada obligatoria detenerse en la población de Oneta, concejo de Villayón, apenas un puñado de casas apiñadas junto a la carretera que conduce hacia la capital del concejo, para efectuar una pequeña caminata con destino a las cascadas del río Oneta.
Bordeando el riachuelo que cruza el pueblo se asciende por un bosque de hayas.En apenas 45 minutos se alcanza la primera de las cascadas, la Firbia, un salto de agua de unos 30 metros enmarcado por una prístina atmósfera de exuberante verdura.Remontando el curso fluvial se llega a la segunda cascada, no tan majestuosa como la precedente y para los más atrevidos todavía queda la tercera y postrera menos accesible y también menos espectacular que las anteriores.Otra oportunidad para sagaces degustadores de cascadas ávidos de fotografías únicas y necesitados de alivio para el traqueteo diario.Si van a Asturias, pasen, vean, admiren y carguen las pilas.
Saludos.
Etiquetas: Maravillas, Panorama
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