ESCENAS DE MATRIMONIO

Navegar entre las diversas opciones que ofrecen las cadenas de TV en esa franja horaria nocturna inmediatamente posterior a los partes informativos, cuando ya los meninos de la casa duermen el sueño de los justos, suele convertirse en una interminable ronda de zapeo ante la penosa calidad de los espacios con los que nos obsequian dichas cadenas.Despues de unos minutos de vertiginosa conmutación entre canales, una de las escasas opciones tolerables para un servidor es una entrega humorística que versa sobre la problemática cotidiana de una pareja heterosexual vista desde la perspectiva de 3 etapas vitales.

Escenas de matrimonio es un divertido folletín que desgrana las vivencias de la pareja en sus prolegómenos, su madurez y su decadencia.Cada uno de los matrimonios se enfrenta a unas situaciones típicas por las que casi todos podemos haber pasado y en esa coincidencia radica su familiaridad y de ahí puede nacer la identificación con las parejas de actores que tan magistralmente recrean todo tipo de escenas, reales como la vida misma.El que más y la que menos puede sentirse dentro de la piel de la insatisfecha esposa de un empleado común que no sabe freirse un huevo pero tampoco tiene la deferencia de regalar a su mujer unas merecidas vacaciones a la sopa boba.O percibir un atisbo de similitud con el idealista aspirante a escritor que, ante un enfado imperdonable de la parienta, decide salir a quemar la noche en compañía de su mejor amigo de la mejor manera que conoce, vaciando vasos de líquido inflamable.Noche tras noche se reproducen todo tipo de situaciones que rayan lo ridículo, lo estrambótico, lo escatológico, en definitiva la vida misma sin eludir ninguna de sus negatividades.

Como preludio antes de conciliar el sueño, una buena terapia suele consistir en una buena dosis de sonrisas.Porque dicen que el que se acuesta con una sonrisa, con una sonrisa se levanta.Y al menos durante el tiempo que dura la emisión de este programa, las sonrisas, los guiños, las carcajadas son moneda de cambio.Y por cierto, pobre Avelino.

Saludos.