UN FRANCO, 14 PESETAS
Cuatro palabras que sirven para definir a la perfección la dimensión real de un fenómeno que golpeó sañudamente la sociedad española a la vez que generó una justificada esperanza en un progreso que se antojaba irrealizable durante las décadas que van desde los años 50 hasta bien entrados los años 70.Una durísima posguerra de hambre y miseria generalizadas aderezada con elevadas cotas de desempleo rural y una insuficiente infraestructura industrial que pudiese absorber esas bolsas de mano de obra procedentes del éxodo rural hacia las ciudades crearon las condiciones necesarias para que germinara la semilla de la emigración.
Un fenómeno sangrante que despobló el mundo rural pero que supuso una oportunidad verdadera de encontrar un medio de subsistencia y progreso para miles de familias lastradas por una deficiente preparación académica y acuciadas por una miseria secular de siglos.De forma similar a la descrita por el Nuevo Testamento en el episodio de la multiplicación de los panes y los peces, un simple paso aduanero significaba para aquellos osados pioneros el ingreso en la ilusión del progreso que ofrecía esa delirante equivalencia monetaria.
Para su debut detrás de la cámara, Carlos Iglesias ahonda en su propia experiencia autobiográfica para confeccionar un film que rezuma ternura, esperanza, mesura, coherencia por su delicado tratamiento de un tema especialmente sensible para cualquier español.Magnífica estampa del contraste abismal entre la autocomplaciente sociedad hispana del momento y la concepción socio-laboral de allende los Pirineos.Todo ello tratado con una exquisita equidistancia, neutralidad y objectividad encomiables.Y un acostumbrado final made in Spain que no se aparta en nada de la realidad.
Me sorprende gratamente este primer trabajo de un Carlos Iglesias que se encasilló en demasía en personajes de dudosa categoría televisiva como el renuente haragán Benito Lopera en la exitosa serie de Antena 3 TV Manos a la Obra.Como casi siempre, la apariencia engaña.Y me alegro de que así sea.
Saludos.
Un fenómeno sangrante que despobló el mundo rural pero que supuso una oportunidad verdadera de encontrar un medio de subsistencia y progreso para miles de familias lastradas por una deficiente preparación académica y acuciadas por una miseria secular de siglos.De forma similar a la descrita por el Nuevo Testamento en el episodio de la multiplicación de los panes y los peces, un simple paso aduanero significaba para aquellos osados pioneros el ingreso en la ilusión del progreso que ofrecía esa delirante equivalencia monetaria.
Para su debut detrás de la cámara, Carlos Iglesias ahonda en su propia experiencia autobiográfica para confeccionar un film que rezuma ternura, esperanza, mesura, coherencia por su delicado tratamiento de un tema especialmente sensible para cualquier español.Magnífica estampa del contraste abismal entre la autocomplaciente sociedad hispana del momento y la concepción socio-laboral de allende los Pirineos.Todo ello tratado con una exquisita equidistancia, neutralidad y objectividad encomiables.Y un acostumbrado final made in Spain que no se aparta en nada de la realidad.
Me sorprende gratamente este primer trabajo de un Carlos Iglesias que se encasilló en demasía en personajes de dudosa categoría televisiva como el renuente haragán Benito Lopera en la exitosa serie de Antena 3 TV Manos a la Obra.Como casi siempre, la apariencia engaña.Y me alegro de que así sea.
Saludos.
Etiquetas: Celuloide
5 Comments:
Ok, me la apunto para verla.
lo apunto .....
Hormigo:
Haces bien en apuntarla.
Peg:
Tienes tan buen gusto como Carlos...
Agur.
Yo también me la apunto.
Este tipo me parece muy inteligente y muy sensible, y antes o después se le reconocerá...si elige los papeles un poco mejor.
Anita:
Bueno, si elige o si se los eligen...no???
Agur.
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