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miércoles, diciembre 06, 2006

MANOLOS

Debo reconocer que despiertan en mí inusitado interés aquellos vocablos de nuestra lengua que mantienen más de un significado diferente dentro del mismo esquema caligráfico, más conocidos como polisémicos.Ofrecen una visión poliédrica bastante ajustada a la realidad que palpamos día a día.Algo perfectamente trasplantable a otros órdenes y facetas del mundo en que vivimos.Como bien reza el refrán, nada es verdad, ni es mentira, todo depende del cristal con el que se mira.

La palabra que hoy traigo a colación no es propiamente un sustantivo común sino un nombre propio que, así a vuelapluma, remite a un binomio de acepciones representativos de dos campos tan aparentemente distantes como son la música y la moda.Por extensión y para no herir susceptibilidades, sirve asimismo para designar al conjunto de individuos de nombre Manuel o Manolo.

Los Manolos fue el sugerente nombre comercial que adoptaron un grupo de catalanes de nuevo cuño, xarnegos para más señas, hijos de la emigración, representantes bastante reales del dinamismo social en el que se desenvuelve la sociedad catalana, para pasear por todo el orbe sus desenfadadas composiciones musicales, herederas de la tradición rumbera sureña mezclada con un toque de modernidad popera que llevó a acuñar su estilo como tecnorumba.Inolvidable para todos aquella dicharachera e inefable Amigos para siempre que se convirtió en uno de los himnos oficiosos de las Olimpiadas de Barcelona 92.Y que decir de la versión del All my loving de los Beatles, metamorfoseada en una electrizante tonada desde la adusta y fría interpretación del cuarteto de Liverpool.

Cuando de zapatos se habla, esos indumentos básicos que cubren nuestros pies, el monarca indiscutible que ocupa el trono de la zapatería mundial es el diseñador canario Manolo Blahnik.Divas, estrellas, modelos, políticos, diplomáticos, cualquier personaje que se precie de gozar de un cierto reconocimiento, viste sus pies con los deseados Manolos.Con unos precios que oscilan entre los 500 y los 2500 dólares USA, está claro que esa es otra razón de peso para que sus creaciones sean objeto de adoración para una selecta élite de elegidos que pueden pagar su elevado y, quién sabe, desorbitado precio.Como no tengo la suerte de poseer unos flamantes Manolos, no podría opinar sobre la bondad y comodidad de los mismos, ni mucho menos acerca del justo merecimiento de su precio.

Llegados a este punto, tanto para los Manolos de carne y hueso como para los de piel de vaca, me pregunto que es lo que tienen los Manolos que a todo el mundo gustan.Aunque a unos podemos disfrutarlos a través de las ondas sonoras, mientras que con los otros, para la gran mayoría, debemos limitarnos a establecer contacto visual, algo inusual además.Manolos, !os deseamos tanto¡.

Saludos.

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4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Yo tenia un novio que se llamaba manolo........nombre muy comun por cierto en España y ya sabes mi debilidad por los zapatos:)

12:58 p. m., diciembre 06, 2006  
Blogger Galufante said...

Peg:

Me pregunto cual de ellos te duró más? Aunque apuesto por los zapatos...

Cierto, todos conocemos algún Manolo, aunque no tenga coche nuevo...

Agur.

8:21 a. m., diciembre 07, 2006  
Anonymous Anónimo said...

Yo nunca he enfundado mis pies en unos Manolos, y bien que lo siento, porque soy una enferma de los zapatos.

Pero al Manolo de la derecha del todo de la foto de arriba, a ese, a ese, sí, yo le he tenido sentado a mi verita en muchas reuniones de profes. El año pasado fue compañero mío. Un encanto de hombre.
No le reconocí hasta el quinto día, en que...disculpa la grosería, pero estaba sentadita haciendo pis y me sorprendí a mí misma cantando ALL MY LOVIN...NAINONAINONAAAAA....y fue la revelación!!!
Y también tuve un novio Manolo de funesto recuerdo, déle Dios mal galardón.
Beso.

3:47 p. m., diciembre 07, 2006  
Blogger Galufante said...

Anita:

Espero que no lo matase un ballestero...

Agur.

7:34 p. m., diciembre 07, 2006  

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