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jueves, octubre 19, 2006

VERUELA

Cualquier colegial puede recitar de memoria alguna que otra composición poética del más insigne y genuino adalid del romanticismo literario español, el inmortal vate sevillano Gustavo Adolfo Bécquer.Representante destacado de aquella corriente literaria decimonónica, Bécquer compuso algunas de las más bellas poesías en idioma castellano, además de cultivar de manera igualmente magistral la narración o el género epistolar con esas inolvidables Cartas desde mi celda redactadas durante su retiro monacal en Veruela.

Precisamente una parte importante de su producción narrativa encontró su semilla de inspiración dentro de un marco espacio-temporal específico como lo fueron sus largas temporadas pasadas en una franja de tierra fronteriza entre las provincias de Soria, La Rioja, Navarra y Zaragoza, motivadas por una pertinaz tuberculosis que al final le llevó a la tumba.La alargada sombra del poeta, con mayúsculas, se puede vislumbrar entre las celosías de su austera celda en Veruela o en los asépticos y relucientes mármoles de suelos y pasillos de los Baños de Fitero, incluso paseando entre las inacabadas arquerías de San Juan de Duero en Soria.No en vano fueron los páramos sorianos, los bosques de ribera navarros o las estepas aledañas al Moncayo, escenarios relevantes para muchas de sus creaciones literarias.

A los pies del monolítico Moncayo, Santa María de Veruela es la atalaya idónea para contemplar el gigantesco domomontañoso.Fundado por por el rey navarro García Ramírez en 1145, confirmando su donación a la orden cisterciense, el monasterio pasa por ser un digno exponente del arte gótico medieval, como se puede percibir en las ojivas de su iglesia o en las arcadas de su espléndido claustro.No es de extrañar que, en tan apacible reposo y rehabilitado por los frescos y límpidos aires del Moncayo, Bécquer fuese capaz de componer algunas de las páginas más renombradas de la literatura española.

Resulta incontenible el impulso de volver a recitar una y otra vez a la archiconocida rima LII de su obra cumbre, Rimas y Leyendas.Citando al mismo Becquer y preguntando acerca de lo que es poesía, cabría decir, bien alto y bien claro, que poesía es Bécquer.Y ahora, si lo deseas, clava en mi pupila tu pupila azul.

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
ésas... ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar
y otra vez a la tarde aún más hermosa
ssus flores se abrirán.

Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día....
ésas... ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...,
desengáñate,¡así no te querrán!

Saludos.

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4 Comments:

Blogger Ana said...

Y tú me lo preguntas?

Por cada pupila azul que te encuentres, te doy mil duros.
Puestos a clavar, déjate de leches.
Y viva Bécquer. Aunque a estas alturas se me hace de un cursiiiii...
Beso :P

7:07 p. m., octubre 19, 2006  
Blogger Peggy said...

Yoya sabes es que soy de Bukowski :) romanticismo me parece una corriente demasiado obvia en poesia

10:28 p. m., octubre 19, 2006  
Anonymous Anónimo said...

Supongo que se referirá usted a cualquier colegial anterior a la LOGSE, claro.

Los de ahora son como bestias sin alma.

1:36 a. m., octubre 20, 2006  
Blogger Galufante said...

Anita:

Lo cursi no quita lo valiente...en lo de clavar tienes toda la razón...importa el fin sin importar las medias...

Peg:

No por obvia deja de ser preciosa...Y Buckowski coincide con Bécquer en que también se recluye para escribir sus alegatos...

Eduardo:

Claro, claro, ahora la calificación de colegiales les queda extremadamente grande...
Sea bienvenido a este su blog amigo.

Agur.

8:25 a. m., octubre 20, 2006  

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