DECORO
Que no siempre obramos con el mínimo decoro que cada situación vital requiere, lo reconocemos abiertamente todos.Todos tenemos fuertes convicciones arraigadas que intentamos no defraudar, aunque la vida es más prosaica que nuestros aparentemente sólidos e inexpugnables principios y en ocasiones recurrimos a soluciones que parecen traicionar y subvertir esos rígidos esquemas mentales con los que nos identificamos íntegramente.
Ocurre que esas miserias nimias para un ciudadano normal y corriente, pueden llegar a convertir a algunas personas que ocupan cargos públicos en instituciones políticas, deportivas, financieras o cualquier otra faceta plausible de ser ampliamente conocida por la sociedad en verdaderos peleles exentos de personalidad, apegados a la salvadora poltrona, renuentes a admitir su grado de responsabilidad respecto a los desmanes cometidos por sus subordinados, incapaces de asumir una decisión que supondría la recuperación de su perdida dignidad y su abotagada confianza en sí mismos.
No digo que sea un mal endémico y exclusivo de este país, pero es de señalar la ingente cantidad de personajillos que han pululado, pululan y pulularán por la escena mediática hispana, incluso orgullosos, ufanos y jactanciosos de sus desastrosas asechanzas.Claro está que nadie, a partir de un cierto nivel de desempeño profesional, se acuerda de conjugar, como aprendió en su infancia, el verbo dimitir, intrínsecamente relacionado con el susodicho decoro, por lo cual es comprensible la cantidad y la calidad de tales especímenes.Al final, el plato de lentejas siempre inclina la balanza de su lado.Que con la dignidad y el decoro no se come.
Saludos.
Ocurre que esas miserias nimias para un ciudadano normal y corriente, pueden llegar a convertir a algunas personas que ocupan cargos públicos en instituciones políticas, deportivas, financieras o cualquier otra faceta plausible de ser ampliamente conocida por la sociedad en verdaderos peleles exentos de personalidad, apegados a la salvadora poltrona, renuentes a admitir su grado de responsabilidad respecto a los desmanes cometidos por sus subordinados, incapaces de asumir una decisión que supondría la recuperación de su perdida dignidad y su abotagada confianza en sí mismos.
No digo que sea un mal endémico y exclusivo de este país, pero es de señalar la ingente cantidad de personajillos que han pululado, pululan y pulularán por la escena mediática hispana, incluso orgullosos, ufanos y jactanciosos de sus desastrosas asechanzas.Claro está que nadie, a partir de un cierto nivel de desempeño profesional, se acuerda de conjugar, como aprendió en su infancia, el verbo dimitir, intrínsecamente relacionado con el susodicho decoro, por lo cual es comprensible la cantidad y la calidad de tales especímenes.Al final, el plato de lentejas siempre inclina la balanza de su lado.Que con la dignidad y el decoro no se come.
Saludos.
Etiquetas: Ámbito social
5 Comments:
Bueno...pero esto no es nuevo.
Lo que no entiendo es que todavía nos enfademos...sabemos que trabajamos una parte de nuestra vida para mantener a quien nos sodomiza...yo ya no sufro.
Vaya maratones de comentarios que me pego en tu blog, jomío!!
Un beso:)
Yo Trabajo con estos indecorosos impresentables ......pero me gusta observar el circo mediatico como espectador ....se la vida
Anita:
Pero tu y yo somos unos don nadies...además, dicen que sarna con gusto no pica...
Dada la escasez galopante de comentadores del blog, es de agradecer tu contribución, siempre razonada y aprovechable...La verdad es que tengo la tremenda suerte de contar con comentadoras de calidad que suplen con garantías la desolada estampa de este blog...Córrete todos los maratones que desees, siempre que se disputen en este blog...
Peg:
No sabía que trabajabas en la Federación Española de Fútbol...sí, son unos impresentables...
Agur.
Es que no te vayas a pensar que cualquiera entiende y procesa como debe tu florido verbo, darling.
Y además es que tú no comentas por ningún sitio...esto es un toma y daca, rey...ponte a opinar por ahí y verás qué sarao se te monta en tres días.
De todos modos, lo bueno de tu blog es que somos pocos y bien avenidos.
Qué más quieres, Baldomero?
Anita:
Pienso que alguno ni siquiera procesa, ya ves...En fin, supongo que el mensaje llega a quién debe llegar, esa era, es y será mi intención al escribir en este blog...
Comenta y serás comentado...a lo que hemos llegado...
Agur.
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