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lunes, octubre 16, 2006

JUVENTUD, TESORO DILAPIDADO

Involucrado, pese a mi natural renuencia a cualquier atisbo de responsabilidad que no deba ser asumida, e inmerso dentro de conversaciones que atañen a esos inmortales jóvenes y su problemática vital y familiar, he llegado a conceptuar dos visiones parcialmente antagónicas respecto a las expectativas que sus progenitores proyectan para ellos, casi siempre bastante alejadas de las propias concepciones juveniles.

Por un lado, y partiendo de una base existencial eminentemente primaria, realista, sobria, austera, autárquica, está la versión que antepone el blindaje del futuro al disfrute del presente, primando el elemento posesivo y la necesidad alimenticia sobre todo lo demás.La gente de mi generación habrá asistido, en muchos casos en primera persona, como es mi caso personal, a las innumerables retahilas de consejos maternos acerca de lo que significa el porvenir, el progreso, la supervivencia.Esencialmente, se trata de pasar por este mundo intentando emular a nuestros congéneres animales, aunque con un sinnúmero de preocupaciones que, a medida que son superadas por cada persona, contribuyen a engrosar un cada vez más impermeable caparazón que endurece nuestra piel de cara a subsiguientes embates del destino.

Por otro lado, impera una visión hedonista de la vida, indolente, trepidante, arriesgada, refulgente, dinámica, que desconoce el porvenir pero vive intensamente el momento, aplicando la máxima de no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.Desafortunadamente, las escasas, contadas, madres a las que alguna vez he escuchado abogar por esta opción tan válida como la opuesta, hace tiempo que se hallan en una edad provecta que por su idiosincrasia propia las predispone a volver la vista a su juventud y emitir un veredicto respecto a la que fue su postura personal.

Y se plantea el dilema cuando alguna vez, tarde o temprano, uno debe reflexionar sobre que visión transmitir a sus hijos, si la aseguradora o la aventurera, si se debe optar por el hoy no, mañana sí o por el Carpe Diem, Memento mori.Idealmente, me declaro partidario de la utopía hedonista, aunque prosaicamente debo reconocer que mantener los pies sobre la tierra es muy aconsejable.Como bien acuñó Aristóteles, en el justo medio se encuentra la virtud, equidistante entre el defecto y el exceso.Aunque, por eso mismo, ese justo medio es el que subyuga voluntades individuales a favor de la comunidad de intereses.Ante lo cual, quiero pensar que, a veces, uno anhela permanecer algún tiempo oscilando entre ambos extremos del péndulo.Hedonismo o austeridad, esa es vuestra cuestión, jóvenes.

Saludos.

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6 Comments:

Blogger Peggy said...

En fin pienso que se debe guardar un equilibrio entre lo ludico y lo responsable ......la vida siempre pasa factura de los desmanes .

12:41 a. m., octubre 17, 2006  
Blogger Galufante said...

Peg:

Pasará para el que los cometa...

Agur.

8:09 a. m., octubre 17, 2006  
Blogger Ana said...

Hedonismo siempre que se pueda, y un poquito de sentido común...un momento para cada cosa y una cosa en cada momento.
Pero acuérdate de que lo que disfrutas es lo que te llevas por delante.
Comete desmanes, hombrepordiós!
De los niños buenos no se ha escrito nada!
Un beso :P

6:14 p. m., octubre 17, 2006  
Blogger Peggy said...

Tiene razon ana ......hay que disfrutar :)

10:14 p. m., octubre 17, 2006  
Blogger Galufante said...

Anita:

Los cometo a diario, aunque siempre creo que me quedo corto...Niños buenos? Conoces alguno?

Peg:

Siempre que se pueda, verdad???

Agur.

10:22 a. m., octubre 18, 2006  
Blogger Ana said...

Sí, conozco alguno
Tan, tan, tan bueno, que no se deja pervertir...creo que linda con la categoría de tonto...
Pero isn't my problem.
Tú a lo tuyo, no te quedes corto.
Un beso.

11:11 a. m., octubre 18, 2006  

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