TUS MUERTOS, MIS MUERTOS
Han pasado ya más de 7o años desde que se escribió una de las páginas más dramáticas de la historia de España, un ominoso episodio como lo pueda ser una guerra fratricida que enfrentó a hermanos contra hermanos y que abrió una sangrante herida que todavía permanece sin cauterizar en parte gracias a las formaciones políticas que se empeñan en resucitar viejos fantasmas y maniqueos esquemas ya superados por las generaciones más jóvenes.
Una España bipolarizada entre rojos y fascistas, republicanos y franquistas, desgarrada por seculares injusticias degradantes, terribles desigualdades, miseria crónica y el caos reinante preconizador de una revolución a la rusa, se entregó durante tres largos años a perpetuar esa leyenda negra que nos persigue desde los tercios de Flandes, la España Negra de las revanchas personales, el caciquismo endémico, el analfabetismo limitador, el odio larvado al vecino, el desafío a la autoridad y la anarquía sin sentido tan cara a la idiosincrasia hispana.
Que se cometieron barbaridades sin fin es algo que nadie puede poner en duda.Y ninguna muerte está más o menos justificada que otra, ni tiene mayor o menor valor.Porque lo cierto es que miles de personas inocentes pagaron con sus vidas la osadía, tanta como pertenecer a un determinado partido político o poseer un pequeño negocio familiar, de vivir a su manera, sin hacer daño a nadie.
Existen miles de cadáveres olvidados en olvidadas fosas comunes, cunetas o labrantíos de nuestra piel de toro que sólo esperan encontrar un momento de reposo eterno.Será el momento apropiado para poder afirmar que, más vale tarde que nunca, las heridas supurantes del alma hispánica han empezado a cicatrizar.Mientras sigamos escondiendo la suciedad debajo de la alfombra, no habrá descanso eterno para ellos.Por favor, señores políticos, entierren de una vez definitiva a sus muertos, a todos sus muertos, que son también nuestros muertos.
Saludos.
Una España bipolarizada entre rojos y fascistas, republicanos y franquistas, desgarrada por seculares injusticias degradantes, terribles desigualdades, miseria crónica y el caos reinante preconizador de una revolución a la rusa, se entregó durante tres largos años a perpetuar esa leyenda negra que nos persigue desde los tercios de Flandes, la España Negra de las revanchas personales, el caciquismo endémico, el analfabetismo limitador, el odio larvado al vecino, el desafío a la autoridad y la anarquía sin sentido tan cara a la idiosincrasia hispana.
Que se cometieron barbaridades sin fin es algo que nadie puede poner en duda.Y ninguna muerte está más o menos justificada que otra, ni tiene mayor o menor valor.Porque lo cierto es que miles de personas inocentes pagaron con sus vidas la osadía, tanta como pertenecer a un determinado partido político o poseer un pequeño negocio familiar, de vivir a su manera, sin hacer daño a nadie.
Existen miles de cadáveres olvidados en olvidadas fosas comunes, cunetas o labrantíos de nuestra piel de toro que sólo esperan encontrar un momento de reposo eterno.Será el momento apropiado para poder afirmar que, más vale tarde que nunca, las heridas supurantes del alma hispánica han empezado a cicatrizar.Mientras sigamos escondiendo la suciedad debajo de la alfombra, no habrá descanso eterno para ellos.Por favor, señores políticos, entierren de una vez definitiva a sus muertos, a todos sus muertos, que son también nuestros muertos.
Saludos.
2 Comments:
Estoy contigo. No me parece un síntoma saludable ese afán actual por reabrir heridas.
Carlos:
Mucho más triste me parece el empeño que ponen en evitar que cicatricen definitivamente...Las Dos Españas es un concepto políticamente rentable y unos y otros lo saben y lo explotan convenientemente...
Agur.
Publicar un comentario
<< Home