INERCIA, INEPCIA
Claro que a fuerza de aprender a base de bandazos y golpes, todavía quedan algunos románticos que anteponen su claridad de ideas, su prevalencia personal, su vida extraprofesional para navegar contracorriente, pese a que puedan ser tildados como insolidarios, disidentes o desafectos a la organización que ingresa religiosamente cada mes su nómina en la entidad bancaria seleccionada.Desde siempre, abandonar el resguardado rebaño se interpretó como una imperdonable falta de compromiso con la colectividad, aunque se encamine directamente hacia un atolladero.Y ciertamente, cuando los resultados no son los deseados, lo más sencillo es culpar a esas ovejas negras que, por su rebeldía descontrolada, son capaces de sacrificar el provecho comunitario por el propio.Aunque tal vez, un ejercicio de introspección de cada elemento constituyente del rebaño podría ayudar a encontrar la verdadera causa del funcionamiento imperfecto del sistema.
Resulta absurdo verter toda una sarta de insatisfacciones e incapacidades personales fruto de la moral común hacia aquellos que, venciendo el pesado yugo del corporativismo, han conseguido escapar de la atracción que emana de la seguridad del grupo.Así como esta actitud pone de manifiesto una cierta ineptitud personal para elevar la voz cuando la ocasión lo requiera.Debe ser que la poltrona, dentro de lo malo, no es tan incómoda.Ineptos del mundo, unidos, siempre serán vencidos.
Saludos.
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