POSITANO

El litoral mediterráneo posee innumerables rincones que por su particular encanto merecen ser includos dentro de una elitista nómina de lugares que un viajero no debería dejar de visitar.Desde Gibraltar y Ceuta hasta Estambul y Alejandría, Baleares, Riviera Turca, Islas del Egeo, Sicilia, Chipre, Creta, Morea, litoral croata o la costa Azul, se encuentra una amplia gama de paisajes con un denominador común como es ese mar Mediterráneo crisol de culturas, correa de transmisión e intercambio de bienes materiales, concepciones filosóficas y creencias religiosas, escenario privilegiado de los avatares históricos desde sus albores.

La costa amalfitana se encuentra al sur de Nápoles, enmarcada por una protectora bahía que atempera las acometidas del omnipresente mar, punteada por pequeñas poblaciones que se asoman osadamente al balcón natural que ofrece la accidentada vertiente litoral.Desde Sorrento hasta Castellabate, pasando sucesivamente por Positano, Amalfi, Salerno, Paestum y Agropoli discurre un espléndido mirador sobre las abruptas pendientes que se precipitan hacia el Mediterráneo.

Positano es, por sí sola, un pulcro y privilegiado mirador.Su pintoresco vecindario se despliega asomado a las escarpadas fragosidades del terreno, aferrado firmemente al secular acantilado que se eleva desde las olas que baten las exigüas playas.Las casas se encaraman a los peñascos como una araña se aferra a su salvador hilo, desafiando a la gravedad.

Despertarse una mañana primaveral arrullado por el alegre trino de un pájaro, asomarse a la veranda de la habitación y dejarse acariciar por la brisa marina que asciende desde el mar en calma, inhalar deliciosamente el fresco aroma de flamantes lilas mientras se abren los ojos para buscar un horizonte jamás hollado y se desdibuja la conciencia dejando que las sensaciones invadan su espacio.Positano puede ofrecer todo eso y más, mucho más.¡Oh, Positano!.

Saludos.