PISTACHO
Supongo que todos conocemos esos frutos secos tostados que esconden un nutritivo y suculento fruto oblongo de tinte verdoso dentro de una dura cáscara protectora que denominamos pistachos.Pero también quiero suponer que no todos sabemos de la procedencia de tales exóticos aperitivos.Intentaremos aclarar su enigmático origen.
El pistachero o alfóncigo, botánicamente Pistacia vera, derivada del persa pistah, es un árbol de la familia de las anacardiáceas nativo del Oeste asiático, concretamente Irán, que puede alcanzar entre 5 y 7 metros de altura dotado de hojas caducas de textura coriácea, parecidas a las del nogal.Los frutos se presentan en forma de racimos y son comestibles enteros, tostados o salados.
En Oriente Medio, se emplea profusamente en repostería y de todos es conocida la dulzura del helado de pistacho.Los pistachos son ideales para regular el tracto intestinal y por su elevada concentración en ácido oleico son un excelente antídoto contra el colesterol.Si a todo esto añadimos su sabroso sabor, estamos ante una pequeña panacea.
Una antigua leyenda persa sostiene que aquellos enamorados que estando bajo un pistachero escuchen el nítido sonido de las cáscaras del pistacho al abrirse parcialmente, encontrarán la felicidad eterna.Persia está tan lejos.Aunque bien merece una visita.No sólo por Persépolis.
Saludos.
El pistachero o alfóncigo, botánicamente Pistacia vera, derivada del persa pistah, es un árbol de la familia de las anacardiáceas nativo del Oeste asiático, concretamente Irán, que puede alcanzar entre 5 y 7 metros de altura dotado de hojas caducas de textura coriácea, parecidas a las del nogal.Los frutos se presentan en forma de racimos y son comestibles enteros, tostados o salados.
En Oriente Medio, se emplea profusamente en repostería y de todos es conocida la dulzura del helado de pistacho.Los pistachos son ideales para regular el tracto intestinal y por su elevada concentración en ácido oleico son un excelente antídoto contra el colesterol.Si a todo esto añadimos su sabroso sabor, estamos ante una pequeña panacea.
Una antigua leyenda persa sostiene que aquellos enamorados que estando bajo un pistachero escuchen el nítido sonido de las cáscaras del pistacho al abrirse parcialmente, encontrarán la felicidad eterna.Persia está tan lejos.Aunque bien merece una visita.No sólo por Persépolis.
Saludos.
Etiquetas: Herbolario
2 Comments:
Pues salen un poco caros aunque están muy ricos. Recuerdo un plato que hacía Abrahán García en Viridiana: crema de alcachofas con pistachos. Deliciosa crema verde.
Lula:
Dicen que el que algo quiere, algo le cuesta...y como creo que el pistachero no se aclimata demasiado bien a nuestras norteñas latitudes, habrá que aprovisionarse de pistacho de oriente...
Suena deliciosa esa receta de intenso color verde...
Agur.
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