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miércoles, febrero 08, 2006

BATALLA DE KADESH

Año 1275 a.C, en la llanura siria, a orillas del legendario río Orontes, tuvo lugar una de las más grandes confrontaciones bélicas de la antigüedad que tuvo a la antigua ciudad de Kadesh como espectador privilegiado de la misma.

Ramsés II, el poderoso faraón del Egipto reunificado, decidió acaudillar un numeroso ejército para demostrar su poderío y afianzar su dominio sobre amplias zonas de Palestina, Siria y Fenicia, amenazadas por un emergente imperio hitita con afanes expansionistas y a priori superior en el plano militar a la armada faraónica por su hábil maestría en el manejo del hierro, desconocido para los egipcios.

El ejército egipcio estaba dividido en 4 divisiones que recibieron nombres tan gráficos y representativos como Amón, Ra, Ptah y Set, divinidades egipcias.El faraón, convencido de su superioridad, se adelantó con la división Amón al resto del grueso de las tropas y acampó al oeste del Orontes, sin tomar demasiadas precauciones a la hora de enviar exploradores para rastrear la presencia del enemigo.
Las huestes hititas, comandadas por su soberano Muwattali II, en una audaz maniobra envolvente, cruzaron el Orontes por oriente y se presentaron en el campamento egipcio por sorpresa, de forma que la división Amón se encontró copada por el ejército hitita.La situación se tornó dramática para los egipcios, que se veían sobrepasados por el ardor hitita y su mortífero armamento, Ramsés intentando enviar mensajeros a las demás divisiones en busca de apoyo y poniendo en peligro su propia vida.Los pesados carros hititas infligían irreparables daños a la ligera infantería egipcia.Pero cuando se presagiaba un inminente desastre, los ávidos guerreros hititas se entregaron a un absurdo pillaje que permitió el contraataque egipcio secundado por escuadrones amorritas que acudieron en ayuda del faraón desde el norte, consiguendo tras ardua lucha expulsar a las formaciones hititas del campamento y proseguir en su persecución.De forma que una aplastante derrota se convirtió en un empate técnico o en una victoria pírrica.

Como epílogo a la batalla, los soberanos Ramsés II y Hattusili III, sucesor del monarca hitita Muwattali, estipularon un tratado de paz que no cambió esencialmente el status quo político, incluso se pasó a una relación amistosa que se selló años más tarde con el casamiento de una princesa hitita de sangre real con el propio faraón.
Los acuerdos quedaron grabados en los muros del templo de Amón en Karnak y en el Ramesseum, además de ser transcrito en tablillas de arcilla conservadas en el Archivo Real, donde fueron encontradas posteriormente.

La visión que ha llegado a nuestro tiempo acerca de la batalla es la difundida por el poderoso Ramsés II, una interpretación ventajosa, propagandística, épica y heroica por su parte, que parece que no se corresponde fielmente con los sucesos acaecidos a orillas del Orontes.Casuales hallazgos de tablillas de arcilla de escritura cuneiforme en la antigua capital hitita, Hatussas, actual Bogazköy, aportan una visión opuesta sobre los acontecimientos, menos condescendiente con el valor y la heroicidad faraónica.

Siempre se ha afirmado que la historia la escriben los vencedores, o por lo menos los que se creen vencedores, aunque el devenir cronológico nos enseña que, a veces, sólo hay vencedores, algo que no invalida la premisa inicial.Lo cual no quita para que reconozcamos abiertamente la admiración solemne que nos sobrecoge cuando contemplamos los arcaicos bajorrelieves del Ramesseum.Gloria eterna para Ramsés II.

Saludos.

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5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Hace la historia quien vence, y hoy por hoy, vence no quien posee un más numeroso y bien pertrechado ejército, sino aquél cuyo aparato propagandístico (fíjate si no qué pasa en Expaña) es superior.

Un abrazo.

9:44 a. m., febrero 08, 2006  
Blogger Galufante said...

Yambra:

Leches, ZP debe haber aprendido de Ramsés II, que aplicado discípulo de tan ilustre maestro...

Date cuenta de que el aparato propagandístico, ahora mismo, se suele arrimar al sol que más calienta...

Agur.

11:22 a. m., febrero 08, 2006  
Blogger Portobello said...

Bueno, a veces, la historia con el tiempo hace justicia también. Y con extraordinarios investigadores e historiadores llegamos a la verdad. Habría que reescribir completamente la historia, pero como se repite...Un abrazo

12:51 p. m., febrero 08, 2006  
Blogger Galufante said...

Zuriñe:

Huy, no nos ibamos a reconocer, entonces...

Sabes lo que pasa? Que a veces, ni el más conspicuo y sagaz de los investigadores puede encontrar otra interpretación diferente a la universalmente aceptada...Por ejemplo, que pasa con Jesús de Nazareth...seguimos creyéndonos a pies juntillas lo que cuentan los evangelios????
Dudas, muchas dudas tengo...creo que eso no es malo en sí...

Agur.

1:50 p. m., febrero 08, 2006  
Anonymous Anónimo said...

Guerras y más guerras, millones y millones de muertos a lo largo de la Historia y al final, el género humano no aprendió nada de nada, se siguen cometiendo los mismos errores.
Un saludo

6:18 p. m., febrero 10, 2006  

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