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viernes, febrero 17, 2006

PARALELISMOS

El transporte público, tan denostado por unos, tan celebrado por otros, ofrece la posibilidad de observar personas que de otro modo nunca interrelacionarían con nosotros.De repente, dentro de un vagón de cercanías o el habitáculo de un autobús confluyen innumerables realidades en forma de seres humanos portadores de actitudes, modos de vida, pasiones y sensaciones.

En el escaso tiempo que demora el trayecto, todas esas esferas reales convergen, algunas interactúan mutuamente, aunque una gran parte permanece aislada, girando alrededor de su propia órbita.Al abrirse la puerta del vagón o del bus en la estación terminal, las esferas vuelven a divergir, buscando su caos particular.

Si establecemos un paralelismo con el nivel subatómico constituyente de toda la materia universal, resulta curioso constatar que es el caos el estado natural de las cosas.Aunque detecto una importante discrepancia, las esferas humanas pueden modificar conscientemente sus movimientos dentro del caos reinante.

Tan sencillo como dirigirse a una soñolienta joven con aspecto de no haber desayunado para inquirirle sobre los horarios del bus o a un afable señor lector impenitente de diarios matutinos acerca de las previsiones meteorológicas para hoy.La convergencia de las esferas puede conducir al descubrimiento mutuo de las respectivas realidades, aspecto enriquecedor de la vida humana.
Aunque, para ello, se precisa de un resorte que no siempre se encuentra a mano.

En contadas ocasiones he conseguido dar con ese resorte, aunque creo que mereció la pena.Lo bueno, si breve, dos veces bueno.Ahora, prosigamos orbitando.Y respeten los semáforos.

Saludos.

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5 Comments:

Blogger marga said...

Qué razón tienes. El cruzarnos con tanta gente por la calle y pensar que cada persona es un mundo, que tiene recuerdos, vivencias y sentimientos diferentes a los nuestros... nos hace sentirnos chiquititos... a mi por lo menos.

9:31 a. m., febrero 17, 2006  
Blogger Galufante said...

Perlimpina:

Me has leído el pensamiento, eso es precisamente lo que quería dar a entender...
Eres perspicaz e intuitiva...

Agur.

1:03 p. m., febrero 17, 2006  
Blogger Lula Towanda said...

Esto que comentas es lo que siempre me pasa por la cabeza cuando viajo en transporte público. Pero nunca siento interés en contactar con alguien, me gusta más observar. Generalmente veo gestos de amargura, caras llenas de sueño y preocupaciones, salvo cuando encuentras a unas adolescentes que se ríen por todo, da gusto verlas. Por un instante las vidas se cruzan y se separan sin dejar huella, salvo el recuerdo de alguna risa cristalina o un rictus especialmente amargo.

6:34 p. m., febrero 19, 2006  
Blogger Portobello said...

Es cierto que el transporte público es todo un pequeño mundo concentrado en el que se pueden idear miles de historias según que persona pillas con el ojillo. Gracias por lo del link de sensaciones, pocas gente llama así a los malagueños, (aunque yo no lo sea, pero no lo cambies que es muy culto).

7:06 p. m., febrero 19, 2006  
Blogger Galufante said...

Lula:

A veces, sin necesidad de establecer contacto, éste aparece como por ensalmo...
Y es cierto que nos solemos quedar con las expresiones que denotan estados de ánimo propensos a alcanzar extremos sentimentales...Supongo que a primera hora de la mañana, en la invasora oscuridad, predominan las caras de sueño y el ensimismamiento febril...

Zuriñe:

No sé si se trata de un cultismo, no lo creo, solamente me limito a emplear un gentilicio común derivado del nombre de una antigua colonia fenicia, Malaka...

Agur.

7:19 a. m., febrero 20, 2006  

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