BONSAI
Desde que el ser humano empezó a tener plena conciencia del tremendo poder que podía ejercer sobre su entorno, el ansia por controlar, domesticar, sojuzgar y poseer todos y cada uno de sus elementos constituyentes ha sido una constante que no hace sino crecer de forma geométrica.Pretendemos trasladar a nuestro reducido hogar una parte de las innumerables bellezas que pueblan los paisajes, reproduciendo, a pequeña escala, un ambiente natural que nos transmite serenidad y nos reconcilia con la maltratada naturaleza.
El arte del bonsai, nacido en el Extremo Oriente, no es sino una manifestación empírica de ese impulso hacia la domesticación del medio natural.Sólo unos escasos privilegiados pueden gozar del placer de acogerse bajo la sombra protectora de un arce, un enebro, un cerezo o un haya en su propia vivienda.De modo que, mediante una serie de cuidados y pautas "educativas", para un elevado porcentaje de ciudadanos, es factible poseer un ejemplar en miniatura de esas especies arbóreas que, si bien no desarrollan un porte suficiente para atenuar las radiaciones solares, aportan el valor añadido de una obra de arte viviente.
Porque de arte cabe calificar este vetusto conjunto de reglas de jardinería orientadas a "jibarizar" de alguna manera el desarrollo vertical y horizontal de algunos nobles árboles que se prestan a la labor.Empleado como elemento decorativo, el bonsai, a diferencia de otros enseres ornamentales, es un organismo dotado de vida propia que, como tal, precisa de atenciones periódicas.En cierto modo, puede ser un remedo de un hijo potencial, al que no osaríamos abandonar por ninguna razón.Desgraciadamente, y el bonsai puede considerarse un símbolo representativo, la realidad indica que, pasada la pasión inicial, bonsais y otros seres vivos terminan por perder el favor de sus hospedadores temporales.Por el interés, te quiero, Andrés.
Saludos.
El arte del bonsai, nacido en el Extremo Oriente, no es sino una manifestación empírica de ese impulso hacia la domesticación del medio natural.Sólo unos escasos privilegiados pueden gozar del placer de acogerse bajo la sombra protectora de un arce, un enebro, un cerezo o un haya en su propia vivienda.De modo que, mediante una serie de cuidados y pautas "educativas", para un elevado porcentaje de ciudadanos, es factible poseer un ejemplar en miniatura de esas especies arbóreas que, si bien no desarrollan un porte suficiente para atenuar las radiaciones solares, aportan el valor añadido de una obra de arte viviente.
Porque de arte cabe calificar este vetusto conjunto de reglas de jardinería orientadas a "jibarizar" de alguna manera el desarrollo vertical y horizontal de algunos nobles árboles que se prestan a la labor.Empleado como elemento decorativo, el bonsai, a diferencia de otros enseres ornamentales, es un organismo dotado de vida propia que, como tal, precisa de atenciones periódicas.En cierto modo, puede ser un remedo de un hijo potencial, al que no osaríamos abandonar por ninguna razón.Desgraciadamente, y el bonsai puede considerarse un símbolo representativo, la realidad indica que, pasada la pasión inicial, bonsais y otros seres vivos terminan por perder el favor de sus hospedadores temporales.Por el interés, te quiero, Andrés.
Saludos.
Etiquetas: Ecología, Herbolario, Maravillas, Polémicas
4 Comments:
Diselo a Felipe Gonzalez xD
irene:
Creerás que no se lo he dicho ya...
Agur.
PD: Aunque más Bonsai es Ansar...
auqneu no tenga que ver con tú post..he visto un libro de medias y he pensado en tí..ja..ja...un beso.
Patri:
Aunque tenga mucho que ver y sobre todo que leer...ya puedes decirme el nombre del libro de marras...trae fotos???
Agur.
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