AJIMEZ

Una pródiga herencia artística arabizante tiñe indefectiblemente de exotismo buena parte de los numerosas construcciones que nos legaron aquellos viejos compatriotas, tan ominosamente expulsados de su suelo natal.El ajimez constituye un elegante elemento ornamental usado profusamente por los arquitectos musulmanes tanto en edificaciones palaciales como en recintos sagrados tales como mezquitas y oratorios.

Se compone de un parteluz o columna divisoria que soporta una pareja de arcadas gemelas y se empleaba a modo de ventanal o cornisa incrustado en un muro.Dentro de la arquitectura islámica los arcos solían ser de herradura, bien totalmente diáfano o cubierto total o parcialmente por intrincadas celosías.

Todavía puedo imaginar la bucólica escena de los amantes conversando al filo del ocaso, ella dulcemente reposando sobre un escabel, asomada a la atalaya que ofrece el ajimez de su aposento, contemplando embelesadamente la efigie divina de su amado que la corteja desde su postrada posición.Probablemente, la malograda Julieta admiraba a su enamorado Romeo desde su ajimez.Y yo diría que alguna más, menos conocida, también lo hacía.

Saludos.