OJO GUAREÑA
La comarca norteña burgalesa de las Merindades, lindante con las comunidades cántabra y vasca, atesora una riqueza paisajística envidiable producto de una climatología análoga a sus vecinos de la fachada cantábrica y un sinuoso relieve regado por innumerables cursos de agua dulce que han modelado su orografía para crear asombrosos espectáculos naturales como el nacimiento del Nervión o el pintoresco istmo pétreo sobre el río Nela en Puentedey.
Pero existe una singularidad añadida en forma de macizo kárstico que configura el monumento natural de Ojo Guareña, una encastillada meseta acribillada por la milenaria acción de la erosión del agua que cobija bajo su superficie uno de los más extensos sistemas freáticos conocidos.Se han cartografiado hasta la fecha hasta 100 kilómetros de galerías, hendiduras, simas y oquedades alcanzando una cota inferior de -124 metros.Maravillosas salas subterráneas erizadas de estalactitas y estalagmitas que, afortunadamente, no se pueden visitar en aras a su preservación.Y en la superficie, numerosas cuevas fósiles salpican aquí y allá la comarca.Como la que sirve de habitáculo a la ermita de San Bernabé y San Tirso, al abrigo de una oquedad bajo una solapa calcárea.
Rizando el rizo de la originalidad, el río Guareña se desliza hacia el circo rocoso que preside la susodicha ermita cuando repentinamente se precipita con estrépito por debajo de la mole caliza a través de un sumidero.Tragado por la tierra desaparece para internarse por los intersticios subterráneos, aunque no vuelve a aflorar a la superficie.
Por una vez, este río se encarga de desautorizar al poeta yendo a morir bien lejos de la mar salada.Aunque, puestos a soñar, podemos pensar en un inmenso mar interior emulando la visión verniana.Lidenbrock, Axel y compañía no dudarían en sumrgirse dentro de una nueva aventura bajo la corteza terrestre.Personajes, Sneffels, agua potable...sólo falta narrador.O escritor, como deseen.
Saludos.
Pero existe una singularidad añadida en forma de macizo kárstico que configura el monumento natural de Ojo Guareña, una encastillada meseta acribillada por la milenaria acción de la erosión del agua que cobija bajo su superficie uno de los más extensos sistemas freáticos conocidos.Se han cartografiado hasta la fecha hasta 100 kilómetros de galerías, hendiduras, simas y oquedades alcanzando una cota inferior de -124 metros.Maravillosas salas subterráneas erizadas de estalactitas y estalagmitas que, afortunadamente, no se pueden visitar en aras a su preservación.Y en la superficie, numerosas cuevas fósiles salpican aquí y allá la comarca.Como la que sirve de habitáculo a la ermita de San Bernabé y San Tirso, al abrigo de una oquedad bajo una solapa calcárea.
Rizando el rizo de la originalidad, el río Guareña se desliza hacia el circo rocoso que preside la susodicha ermita cuando repentinamente se precipita con estrépito por debajo de la mole caliza a través de un sumidero.Tragado por la tierra desaparece para internarse por los intersticios subterráneos, aunque no vuelve a aflorar a la superficie.
Por una vez, este río se encarga de desautorizar al poeta yendo a morir bien lejos de la mar salada.Aunque, puestos a soñar, podemos pensar en un inmenso mar interior emulando la visión verniana.Lidenbrock, Axel y compañía no dudarían en sumrgirse dentro de una nueva aventura bajo la corteza terrestre.Personajes, Sneffels, agua potable...sólo falta narrador.O escritor, como deseen.
Saludos.
Etiquetas: Maravillas, Panorama
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