GÁRGOLA

La 2 se descolgó la noche pasada con un subproducto que cabría calificar como película de terror que enraiza en la iconografía cristiana acerca del maligno y su progenie protagonizado por un malogrado Michael Paré, áquel adolescente explosivo de Calles de Fuego que hacía pareja con una exultante jovencita de nombre Diane Lane, al que abandonó el glamour hace tiempo, en parte debido a su excesiva apetencia por los vapores alcohólicos.

Unas misteriosas desapariciones de personas que devienen en salvajes crímenes y horripilantes mutilaciones requieren de la presencia del ebúrneo Paré en la remota Rumanía.Un siniestro sacerdote acaudilla una legión de horrendos seres infernales que amenazan la continuidad del género humano.Unos seres engendrados por la inagotable imaginación humana como símbolos veraces de la existencia del demonio.Aunque el único vestigio de su corporeidad sean unas efigies esculpidas que denotan fiereza e hieratismo a la vez.

Parece que las gárgolas surgieron durante la oscura Edad Media europea, incluso llegaron a formar parte de esas gigantescas ofrendas al supremo hacedor como son las catedrales.A su función estética, adornando los aleros de las cubiertas y los salientes de campanarios y arbotantes, se unía un prático uso a modo de conductos canalizadores del agua de lluvia.

Nunca pensé que semejantes entes pudieran constituir el hilo argumental de ningún film, aunque despues de lo visto anoche y asegurada nuestra supervivencia gracias al apolíneo Paré, creo que en más de una ocasión estos grotescos monstruos van a acudir a una cita onírica con mis más desagradables sueños.O quizás no tanto.Por si acaso, la pasada noche antes de proceder al merecido descanso horizontal, escruté el espacio a mis espaldas.Nada de gárgolas, sólo una ardiente oscuridad.

Saludos.