ALAJAR

Enclavado dentro de las estribaciones montañosas de la onubense sierra de Aracena, el coqueto pueblo de Alájar, de apenas 800 habitantes, ostenta orgulloso su condición de Monumento Histórico-Artístico, un galardón que en gran medida labrado merced al poderoso influjo cultural que ejerce una atalaya natural erigida en balcón privilegiado de la comarca conocida popularmente como la peña de Arias Montano.

Actualmente la cima del montículo está ocupada por un santuario mariano objeto de la devoción de los feligreses de la zona, por lo que se la conoce asimismo como la peña de los Angeles.Pero es la acepción que remite a un destacado humanista extremeño de la época de Felipe II la que ha adquirido mayor trascendencia.Benito Arias Montano fue un importante estudioso de las Escrituras, llegó a intervenir en el Concilio de Trento, reputado teólogo, linguista y artífice de una Biblia Políglota Complutense en cinco idiomas, por la cual fue perseguido por el Santo Oficio, encargo personal del más poderoso monarca del orbe cristiano que le nombro capellán real.

En medio de tan frenética actividad, Arias Montano acudía inexorablemente a descansar y revitalizarse a su feudo particular en la peña, una propiedad de la que apenas quedan vestigios más allá de una derruida puerta, donde encontraba serenidad, paz interior y un bellísimo panorama capaz de inyectar unas buenas dosis de entusiasmo.Envuelta por un misterioso halo que la relaciona con asombrosos poderes curativos, tal vez derivados de un fuerte magnetismo, la peña jugó un papel muy importante dentro de la vida del sublime pensador hispano.Abrumado por la persecución a que era sometido por la Inquisición y cansado de soportar las intrigas palaciegas de la corte, Arias acudía a su refugio roqueño para recuperar la ilusión y dejarse cautivar por el encanto natural de un lugar privilegiado.

Haciendo un ejercicio de imaginación, podemos vislumbrar al ascético intelectual entregado enteramente al riego matutino de su surtido huertecillo, aprovechando el agua que mana de una surgencia descubierta por él mismo, actualmente reconvertida en la fuente que preside la explanada de entrada al santuario.Uno de esos parajes que uno no se cansa nunca de ver.En el caso de Arias Montano, tampoco de vivir.

Saludos.