VIRILA
Existe constancia documental acerca de la existencia probada de un abad del monasterio de Leyre, en la Navarra oriental, llamado Virila que se supone fue protagonista de una fantástica historia a medio camino entre la leyenda y la realidad divulgada desde hace siglos por narradores esgrimiendo una meliflua sonrisa.
Cuenta la crónica que andaba el abad Virila ensimismado en sus sesudas cavilaciones acerca de la esencia de la eternidad, paseando entre la espesura boscosa que circundaba el monasterio, cuando al llegar a un susurrante venero se dejó mecer por los vivaces trinos de un pájaro cantor, entrando en un beatífico sueño.Al despertar de su reparador descanso, se puso en camino hacia el cenobio, cuando, sorprendido, contempló como su primitivo refugio había prosperado enormemente.Los monjes pudieron constatar que aquel venerable anciano que afirmaba ser el abad de su monasterio aparecía como tal en añejos archivos conservados en su scriptorium.En su introspección mística, Virila había caído en los brazos de Morfeo por espacio de 300 años.
Han pasado varias veces esos 300 años antedichos, aunque si nos adentramos en la foresta aledaña a Leyre, encontraremos la fuente de San Virila, precisamente el marco espacial donde tuvo lugar el milagroso sueño del abad.Y a fe que su actual emplazamiento no debe distar demasiado del que holló Virila, exuberante verdura, agua fresca, límpida y rumorosa y una sensación de paz cautivadora y envolvente.No es de extrañar que Virila la durmiese por 300 años.Habrá que dosificar el número de tragos de agua de esa fuente.La eternidad es el premio al exceso.
Saludos.
Cuenta la crónica que andaba el abad Virila ensimismado en sus sesudas cavilaciones acerca de la esencia de la eternidad, paseando entre la espesura boscosa que circundaba el monasterio, cuando al llegar a un susurrante venero se dejó mecer por los vivaces trinos de un pájaro cantor, entrando en un beatífico sueño.Al despertar de su reparador descanso, se puso en camino hacia el cenobio, cuando, sorprendido, contempló como su primitivo refugio había prosperado enormemente.Los monjes pudieron constatar que aquel venerable anciano que afirmaba ser el abad de su monasterio aparecía como tal en añejos archivos conservados en su scriptorium.En su introspección mística, Virila había caído en los brazos de Morfeo por espacio de 300 años.
Han pasado varias veces esos 300 años antedichos, aunque si nos adentramos en la foresta aledaña a Leyre, encontraremos la fuente de San Virila, precisamente el marco espacial donde tuvo lugar el milagroso sueño del abad.Y a fe que su actual emplazamiento no debe distar demasiado del que holló Virila, exuberante verdura, agua fresca, límpida y rumorosa y una sensación de paz cautivadora y envolvente.No es de extrañar que Virila la durmiese por 300 años.Habrá que dosificar el número de tragos de agua de esa fuente.La eternidad es el premio al exceso.
Saludos.
5 Comments:
Sí señor!!
Eso sí que es un buen lingotazo.
Me pregunto si mi crema antiarrugas permitirá que llegue a los 300 con un aspecto aceptable...
Beso.
Arbolaria:
Te prefiero con tu aspecto actual, sobre todo cuando me das la espalda...Quevedo...:-)))))))))
Agur.
Eres el más listo de tu pueblo, sabes??
Me gusto yo también, parece importante.
Y me gustan los nombres que me has puesto...arbolaida, arbolaria, arbolástica...qué repertorio, paisa!!
Beso
Arboleante:
Arbológicamente hablando, no creo que eso sea cierto...los hay mucho más listos...como los que se suben a los árboles...
Agur.
jajaja
Jodío!
No tienes nada que envidiar.
Nada en absoluto, tú también tienes tu árbol, con retoño y todo.
Beso, resalao.
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