ENSALADA

Desde los más variopintos organismos internacionales de la Salud, la Alimentación y la Gastronomía llueven excelentes críticas acerca de las bondades de nuestra familiar dieta mediterránea.Está científicamente probado que una base alimentaria asentada sobre el consumo de verduras, frutas, legumbres y el insustituible y valioso aceite de oliva previene la aparición de dolencias cardiovasculares así como contribuye a una mayor longevidad.

No hay mejor época, aunque cualquiera es buena, para atiborrarse de ensaladas, ese socorrido popurri a base de hortalizas y otros heterogéneos componentes, que la canícula veraniega, cuando nuestro reseco gaznate sólo ansía algo fresco que llevarse a la boca.El abrasador calor estival estimula el olvido de platos altamente energéticos que sólo aportan mucho más agobio térmico del que ya tenemos que aguantar exteriormente.La ensalada se presenta como un eficaz antídoto contra los rigores del bochorno que se cuela entre las exiguas estancias de los pisos y casas.

Y hablando de ensaladas, hay tantas variedades y opciones como pensamientos pueda tener una persona a lo largo de un día.En cuestión de ensaladas existen mil y un ingredientes que pueden combinarse para crear una amalgama de sabrosos sabores, desde las consabidos productos hortícolas como la lechuga, el tomate, el pepino, la zanahoria, el pimiento o la cebolla hasta daditos de queso fresco o curado, carne de magro de cerdo, bonito del norte o pechuga de pollo sofrita.Añaden un toque exótico los frutos secos, anacardos, avellanas, nueces y una pizca de dulzura los gajos de manzana o piña.En una ensalada, un maremagnum culinario en el reducido espacio de un bol, se dan cita toda una gama de alimentos saludables cuyo poder nutritivo se ve reforzado y potenciado por arte de aceite y vinagre.Y si es vinagre de manzana, más sabrosa si cabe.Que ustedes se la ensalen.

Saludos.