CHEVALLIER
Suena a apellido bastante común más allá de la barrera pirenaica, donde desayunan croissants y presumen de chauvinistas, y si antecedemos un nombre tan francés como Phillippe, a buen seguro que aparece un buen número de individuos que responde a tal combinación nominativa.Al menos uno de ellos destaca como un reconocido actor y humorista dentro del panorama audiovisual galo.Mucho menos conocida es su faceta artística, concretamente su devoción por la técnica fotográfica.
Partiendo del sustrato que brinda la piel humana y jugando con los intensos matices que proporciona un material tan sugerente como es la lycra, esa fibra textil altamente evolucionada desde el nylon, Chevallier juega con colores análogos al de nuestra piel para obtener singulares imágenes repletas de sensualidad y no exentas de un cierto voltaje erótico.Mediante la recurrencia a la obsesionante sensación de sentir una piel sobre otra piel, la una tibia, la otra pasiva, junto con una sabia distribución cromática en torno a tonos dorados donde la textura satinada predomina en la composición, se consiguen espectaculares instantáneas.
Se agradece este tipo de visiones acerca del cuerpo humano, nada canónicas y que aportan un punto de vista diferente y muy original acerca de la eterna dicotomía en la que se halla inmerso el hombre o la mujer de nuestro tiempo, la controversia entre original y sucedáneo, natural y artificial.Seguramente, muchos de nosotros ya no concebimos una existencia sin esos útiles sustitutos que nos ofrecen sensaciones tan reconfortantes.Merci, monsieur Chevallier.
Saludos.
Partiendo del sustrato que brinda la piel humana y jugando con los intensos matices que proporciona un material tan sugerente como es la lycra, esa fibra textil altamente evolucionada desde el nylon, Chevallier juega con colores análogos al de nuestra piel para obtener singulares imágenes repletas de sensualidad y no exentas de un cierto voltaje erótico.Mediante la recurrencia a la obsesionante sensación de sentir una piel sobre otra piel, la una tibia, la otra pasiva, junto con una sabia distribución cromática en torno a tonos dorados donde la textura satinada predomina en la composición, se consiguen espectaculares instantáneas.
Se agradece este tipo de visiones acerca del cuerpo humano, nada canónicas y que aportan un punto de vista diferente y muy original acerca de la eterna dicotomía en la que se halla inmerso el hombre o la mujer de nuestro tiempo, la controversia entre original y sucedáneo, natural y artificial.Seguramente, muchos de nosotros ya no concebimos una existencia sin esos útiles sustitutos que nos ofrecen sensaciones tan reconfortantes.Merci, monsieur Chevallier.
Saludos.
Etiquetas: Obsesiones, Personalidades, Plasticidad, Texturas
4 Comments:
Buenas fotos. Comprendo que te gustaran.
Demo:
Comprenderás también que no sólo me gustan las fotos...Unos Wolford bien valen una foto...o dos...o no???
Agur.
Por supuesto, ya me imaginaba que iban por ahí los tiros...
Claro, los tiros largos...
Agur.
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