ESOS TRAPOS COLOREADOS

Algunos los llaman banderas, otros optan por conocerlos como estandartes, pendones, enseñas u cualquier otra de las acepciones que recoge el diccionario de la R.A.E.

Mi reflexión matutina, sin desayuno mediante, se circunscribe al hecho significativo de la simbología existente y subyacente tras un pedazo de tela más o menos flexible y ondeante al viento.

Confieso que no he sido nunca amigo de sacralizar símbolos de ningún tipo y una bandera no iba a ser menos.No alcanzo a comprender la importancia que tamaños símbolos pueden a llegar a adquirir para determinados grupos humanos.

Supongo que es la típica conducta colectiva guiada por intereses de cualquier tipo, encauzada por ciertos individuos con vocación elitista, encaminada a soterrar la individualidad y velar por el cumplimiento del objetivo común a la causa.

Comparto en este aspecto la opinión de Gabriel Albiach, la sentimentalizacion y sacralización de los símbolos conduce a la supresión del pensamiento individual y, por ende, al frentismo, la intolerancia y el rechazo de la diferencia.

Estimo que es una peligrosa senda en la que se encuentran caminando ciertos sectores del abanico político y social de este país que de momento se sigue denominando España.

Saludos.